Es domingo y me invento ficciones paralelas en donde la memoria se sacia y bailamos lo que no vivimos, y nos acariciamos infinitamente por lo menos cuando yo lo recuerdo. Y me acuesto abrazando tu pecho y tocando tu cara, contándote en las noches sobre mis días, y me aconsejás para que todo sea más ligero.
En un mundo paralelo, somos lo que hubiéramos deseado ser cuando nos conocíamos. Tus manos tocan mi cara y todo vuelve a tener color. Escucho tu voz, y mi risa vuelve a ser la misma... qué extraño es el amor que no tiene vuelta atrás.
No quiero analizar más. Sabías lo difícil que era no asociar mi vida con vos... Creo que la vida solo existe de este lado, porque del tuyo ya dejé de existir. Existís en este momento, en este preciso momento en el que yo vivo en tu olvido. Y es una paradoja, un error en la matriz que no entiendo: camino por las noches y no estás, sin embargo te siento... sé que me olvidaste y me arrancaste de tu alma, sin embargo te siento. Es como que estás pero a la vez no. Y no tengo palabras, ya no me quedan palabras, solo memorias. Te veo desde el pasado, pero de ahí en más ya no estás.
La paradoja de sentirte y, sin embargo, vivo anclada en tu olvido.
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