La dulzura del chocolate en mis labios trae siempre un recuerdo.
Trae escenas de la infancia con la amnesia que llega con los años,
borrando algunos pensamientos, dejando otros intactos.
Quizá el tiempo sea también un problema,
no sólo mi adicción al chocolate;
no sólo mi adicción a los sueños, a la dulzura, al amor.
Quizá, y sólo quizá, esa sea la clave de por qué el chocolate
me enloquece y me arrastra en la nostalgia cada vez que prueba mi boca.
La nostalgia no siempre es
un mar de lágrimas dulces,
sino un impulso que sacude
todo aquello que se guarda en el cajón de la infancia.
Puede que la adultez se apodere de mis rasgos,
de mis pensamientos,
de mis preocupaciones,
de mis obligaciones.
Sin embargo,
nunca borraría ese hábito de mí.
Quién pudiera soñar, entonces.
Quién pudiera enloquercer,
buscando aquello que se olvida o se desconoce.
Ya ni tiene sentido soñar en versos.
El chocolate se apodera de mis sueños.

Blanca Bermúdez
Escribo para sacar del alma lo que no se puede decir en voz alta. No soy perfecta, pero cada poema es una parte real de mí. Gracias por leerme. Quédate. Comenta.
Recomendados
Hacete socio de quaderno
Apoyá este proyecto independiente y accedé a beneficios exclusivos.
Empieza a escribir hoy en quaderno
Valoramos la calidad, la autenticidad y la diversidad de voces.
Comentarios
No hay comentarios todavía, sé el primero!
Debes iniciar sesión para comentar
Iniciar sesión