si te digo que eres lo único que no se me ha prometido, ¿me creerías?
si te aseguro que en toda mi vida mi única vereda sin puente has sido tú, ¿me burlarías?
si te confieso, que eres mi único amor confeso, si te prometo por mi propísima madre que se me van en tren por los rieles de tus palabras las noches sin saber qué será de mi deseo, ¿te apiadarías de mí y me odiarás tanto para brindarme un poquito de tu ternura?
y mientras tú te decides por la luna o el sol, que yo gracias a Dios ya sé que los tienes a ambos destino, yo habré de seguir ponderando si deseo quererte una vez, sucumbir a la lava, café con azúcar de tu gloria, para luego perderte ante el mismo dios indiferente que te llama, y a mí me abandona al abrazo noble de la ausencia
o guardarme el papel, las cartas del ansia de un sabor a tí jamás concretado, por toda la eternidad, y verte lejos como se admira un astro.
si tú me permitieses ser tuya, así sea por un momento, sucumbo al mismo infierno con tu pecado en los labios.

Isabela Murgueitio Gómez
que se manche el papel de poesía y la linfa roja escriba los sonetos más bellos.
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