Todos los días levanto la mirada para observar el cielo: por la madrugada, por la mañana, por la tarde y al anochecer. Cada minuto cuenta. A veces, las personas a mi alrededor no permiten hacer más que contemplarlo en silencio. Pero cuando estoy sola con él, le hablo sobre lo que ha pasado; comparto las buenas noticias y los pensamientos que pesan. Hay ocasiones en las que el sentimentalismo desborda mi corazón y le cuento sobre ti. Escucha cómo me cuesta pronunciar tu nombre y lo mucho que me duele aceptar nuestra abrupta y obligada separación.
Le pido que, donde sea que estés, él te diga todo lo que he estado padeciendo desde nuestro distanciamiento. Se lo pido a él porque sé que hablar contigo es imposible. Le confío mis palabras con la esperanza de que te las haga llegar, sin embargo, parece que para él también será imposible. Sabe que una puesta de sol nunca será suficiente para contarte todo lo que ha pasado.
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