Mis letras del aire son, a él pertenecen.
Aún así, escribo en vano.
Un fantasma recibe mis cartas.
¡Desgraciado sea aquel quien lea por mi amor!
No hay más que lamentos y tragedia,
Extrañar la presencia se convirtio en mi ausencia.
Y en la muerte, mis palabras lo consolaron.
Es así.
¿Es así, Señor?
Mi alma declara un difunto amor.
Mi llanto consuela a su ataud.
Él sabe.
Sabe que su amada esta ahí.
Sabe que su alma, perecerá.
¡Pobre los pajaros de la mañana!
Quienes escuchan la pena de esa pobre alma.
Pobre de mi, que mi alma ya se encuentra condenada.
Y en la frialdad de la muerte, siento la calidez de su presencia.
El está ahí.
El fantasma que recibe mis palabras.
No te olvides de tu amada, cuando el frío declare mi muerte.
No te olvides de este amor, cuando la llama se apague.
Aún en la oscuridad, estare.
Y en el aire flotaran mis letras.
Letras dedicadas a este difunto amor.
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