diario íntimo de una desquiciada hollywoodense

I

Un escalpelo en la mesa de operación,
sanguinolento, sediento
pero sin saber depurar el cáncer.

Busco sus manos, a ciegas
porque no tengo ojos,
solo soy un escalpelo.

II

Todos los poemas son confesionales
la palabra hablada no es tan fácil como la escrita
la palabra escrita no dialoga, solamente sangra.

El significado de los sueños difiere mucho de los mismos.
A veces me duelen la mano y los dedos cuando escribo
y me siento Jesús con clavos atravesando sus benditas palmas.

Juro que no estoy sentada mirando rocas, piedras negras, de brea, o parecidas a las sanguijuelas.

Lo juro por mi madre, o que se muera.

III

He abandonado la caridad para todos 
menos para mí misma,
obsesionada con conocer a un asesino en serie por Internet.

IV

Me siento como Daisy, la que escondía esqueletos de pollos enteros

comidos hasta el vómito

debajo de su cama.

Me siento una idiota, pero igual qué importa,
qué es otro idiota para un idiota.

V

Quedé desterrada, pegada a una entidad macabra
no sé amar nada
pero sé coagular,

disolver y coagular
disolver y coagular
disolver y coagular
disolver y coagular.

VI

Dispongo de pocos minutos y de mil años...
como un santo esperé el pasaje de la adolescencia a la adultez
y me encontré en un abismo inmediato
adorno mis ojos con cohibidas lágrimas
y amo llorar.

VII

Azucenas,
pero también orquídeas
y que sean rosas y blancas,
como lo sería el cadáver de una niña.
Siempre andando por la cornisa,
dejando de lado la puerta para entrar
a donde reside lo que sueño
y darle a matar.

VIII

La noche observa lo mismo que observo yo
toda una vida prendida a esta cruel vigilia...
lo que quisiera hacer, ahora mismo:
sentir la plenitud, acorralarla
que sus vestigios se destruyan en mis secos labios al besarla
hay algo, un lugar
hay un único espacio que quisiera ocupar,
el del sepulcro,
el ataúd...
permanecer en este cálido mundo, nunca más.

IX

La luz de la divinidad
como siempre, por su lado,
por mi parte ya no espero ser de su agrado.

Una visión que desparrama
horribles notas sonámbulas,
quizá debería soñar con viajar a Curazao,
Aruba,
Antigua y Barbuda.

Flagelo que ocupa mi mente eternamente,
pesadilla que nunca abandona mis aposentos...

Necesito de mi musa, arrinconarla,
poner entre ceja y ceja el arma y accionarla.

He entregado mis mejores versos en vano,
he expuesto los ventrículos de mi enfermo corazón alargado...

X

Abdicar, dimitir o sepultar
mi lengua se arrastra

haciendo uso de la columna como palanca
noches estrelladas
mil ojos riéndose de mis lágrimas.