-Él me abandonó, Ningizi,
Pero no lo culpo.
De no haber Sido yo de arcilla común
Me habría llevado al cielo, consigo.
Y en mi torturada mente, repito;
Y me elevó en la agonía de haberlo perdido:
"De no ser yo de tierra y polvo,
Estaría hoy con él y mi niño, mi dulce sol..."
No lo culpo...más me culpo.
Si yo no fuese de fango,
Si de barro no fuesen mi mente y mis caderas,
Si tan solo fuese como las estrellas...
-pero, oh, Theodora, ¡si lo eres!
Tus ojos brillan en la fría noche
Y tu cálida sonrisa, retazos de luna,
Me guareces de mis miedos,
Cómo astro y luminaria
Tú,
Colmada de penas
Eres estrella
Distante y bella
-no, Arístides tiene razón
¡Maldición!
Es lo que más me molesta...
Arístides, ése maldito engreído... Tiene razón
No somos nada...
Yo no soy nada...
Ni de la Tierra,
Ni del espacio...
Somos forjados por los dioses para servir a su mandato
Y ahora que no están, ya no tenemos nada que hacer.
Debimos perecer sobre la roca como ellos deseaban, no debimos luchar...
Ahora que los hemos desobedecido, pagamos las consecuencias.
Vivimos sin vivir, sin propósito.
Recomendados
Hacete socio de quaderno
Apoyá este proyecto independiente y accedé a beneficios exclusivos.
Empieza a escribir hoy en quaderno
Valoramos la calidad, la autenticidad y la diversidad de voces.
Comentarios
No hay comentarios todavía, sé el primero!
Debes iniciar sesión para comentar
Iniciar sesión