Hoy desperté sin ganas de hacer nada. Aunque tenía una tarea pendiente —y de hecho se presentaba ese mismo día— tuve que hacerla casi por obligación.
Lo bonito y, a la vez, triste fue haberte soñado. Soñé contigo. Soñé que estábamos felices y tú sonreías; lo hacías y yo solo te miraba, y te miraba más y más, sin apartar mis ojos de tu rostro. Pero al final me dije para mis adentros: “deseo no soñarte”, porque duele tanto… y me siento culpable por haberte herido.
Pensé que podría evitar llorar, pero al final cada recuerdo hizo que mi corazón estallara… No pude reprimir lo que sentía.
Recomendados
Hacete socio de quaderno
Apoyá este proyecto independiente y accedé a beneficios exclusivos.
Empieza a escribir hoy en quaderno
Valoramos la calidad, la autenticidad y la diversidad de voces.
Comentarios
No hay comentarios todavía, sé el primero!
Debes iniciar sesión para comentar
Iniciar sesión