Destino
Jul 1, 2025
Junio. Mil novecientos y algo.
El reloj no marca horas cuando el alma va perdida.
Ha pasado tanto tiempo desde la última vez
que la felicidad rozó sus labios.
Desde que se mudó a la ciudad,
todo se volvió caos:
calles grises,
miradas ajenas,
y un silencio que grita en la noche.
Entre el peligro y la soledad,
la ansiedad se fue colando
como una sombra tibia en la espalda,
como un susurro que no se detiene.
Primero fue leve, luego cuerpo, luego mente,
hasta invadir el alma sin pedir permiso.
Entre tantas cosas que su cabeza decía,
una sola pregunta quedó colgando en el aire:
—¿El destino...?
Ella misma se lo preguntó,
como si aún creyera en él.
La última vez que se enamoró,
el amor la rompió como cristal en plena tormenta.
Sus lágrimas no fueron consuelo,
terminaron secándose en el mismo fuego
que su ex pareja usó para herirla.
¿Hace cuánto está sola?
¿Hace cuánto no siente
una caricia que atraviese la piel y toque el alma?
No lo sabe.
Solo sabe que quiere amar.
Amar con locura,
con urgencia,
con la necesidad de quien ya no teme perderse.
¿Pero eso… a base de qué?
¿A base del destino?
¿Del mismo que la empujó a este abismo?
Ella no lo sabe.
Pero aún,
en medio del caos,
espera.
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