Que pena que no sepas de mi infierno
Tú lo creaste después de todo
Son cenizas que tú regaste por el piso
En los escombros de lo que derrumbaste
Por capricho
Por enojo
La desdicha que te ciega es mi martirio
He de pagar el precio del plato roto
He de coser el abismo que abriste en mi pecho
Por recelo
Por amargura
Y no te culpo de mis sueños frustrados
Ni de las tormentas que derrumban mis cimientos
No te culpo de tus heridas sucias
Ni de tus miedos encarcelados
No te encasillo en la vergüenza de haber perdido todo
No te señalo con mi dedo la deshonra
Pero mis lágrimas embarran tu poca cordura
Opacan tu ilusión de perfección en el espejo
Por tristeza
Por cobardía
He de callar mis malditas dudas
Y me quedo conmigo mis palabras de aliento
Espero que mi vida no se una a la tuya
Espero que salgas de tu mundo de ciegos
Por piedad
Por amor
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