Deshilachado.

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¿Tiene el PP algún caso aislado de honradez?

Estar en tipo.

Se dice así de los toros que lucen, en lo que al peso se refiere, como teóricamente deben, según la morfología típica de cada ganadería.

Un día vino el obispo de la diócesis. Había de ver sus posesiones y si pagaba algo la Iglesia para que no se hundiera la ermita o lo dejaba todo a la voluntad del pueblo. Pero ellos los dueños. En eso nunca hay duda por su parte.

A lo que voy. ¿Un obispo orondo está en o fuera de tipo?

Esta duda es consistente pues que yo recuerde todo obispo que se precie ha estado bien gordo siempre.

No era excepción el que en esa jornada se dignó a pisar estos humildes suelos.

Y ya han visto a los cardenales con clave de sol. Es como ver un desfile de estadounidenses medios.

Poco ayuno es lo que hay.

Será un volcán ahora dormido, que quizás se sueña un botijo.

Será una piedra viajera, de esas que aparecen en el encuadre de un astrónomo aficionado: Alfreda, quiso que de nombre le pusieran.

Será un hombre con el Poder en sus manos, un estúpido engreído votado por estúpidos entusiasmados.

Será el Universo en su ser sin maldad ni bondad o seremos los humanos, más torpemente malos que el peor de los toros malos imaginados.

Amanecerá del día en que todo acabará. Quizás a las catorce treinta.

Un día como hoy,

quizás precedido de la ventisca que anuncia la tormenta; quizás extrañamente calmado y esa calma, el aviso;

pero será.

Será, y esta marabunta que somos,

acabará.

Existimos tan solo como una posibilidad.

Tenemos, eso, nuestro instante.

Ale, se me arreglen para misa de diez, que si no se apuran ni a consagrar llegan.

O saquen al perro a cagar.

Dolbach.