Si por alguna extraña razón
los atardeceres concedieran deseos,
ya estaría entre tus brazos, bailando sobre
nubes de ensueño, con el cielo pintado de tu
color favorito.
O tal vez,
nos encontraríamos en la orilla del mar,
donde las olas besan la arena y nuestros labios
se encontrarían entre besos,
mientras el sol se sumerge en el horizonte.
Si los atardeceres concedieran deseos,
nuestros ojos se encontrarían en una mirada
profunda y te susurraría al oído
lo mucho que te amo,
con palabras que solo mi corazón entiende.
Y luego, te abrazaría con fuerza,
sintiendo tu calor y tu esencia,
fusionando nuestros latidos en uno solo,
mientras el atardecer nos envuelve,
sellando nuestro amor para siempre.
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