Desde los Jardines de Aeloria, sumidos en la Bruma del Tercer Amanecer
Jun 2, 2025
A ti, lucero que gobiernas el cielo,
que andas con pies ligeros por las rutas del ensueño:
Hoy, cuando el firmamento derramó lágrimas de cristal y los aires cantaron antiguas baladas en el lenguaje de las constelaciones, me refugié bajo el Árbol de los Recuerdos, cuyas hojas de oro se desprenden solo ante un amor eterno. Allí, con tinta de ocaso y papel hilado de anhelos, plasmé estas letras que ahora las aves de fuego te llevan, sorteando los límites del mundo visible.
Amada mía, alma que baila entre los hilos del destino,
¿aún sientes mi eco en tus cavilaciones nocturnas?
¿Escuchas mi nombre cuando el río sueña al fluir?
Porque yo, desde este rincón olvidado en la eternidad, no he dejado de nombrarte, aun cuando la luna se tornó de vidrio y las horas se deshacen en la bruma del olvido.
Desde tu partida —o tal vez fui yo quien despertó antes de tiempo del embrujo—, todo aquí es una prolongada nota de nostalgia. Las torres de marfil se doblan hacia el sur, buscándote. Los dragones que duermen en las nubes entreabren un ojo, aguardando tu risa. Y el lago donde solíamos perdernos ya solo refleja un cielo vacío.
Te escribo rodeado por una neblina sutil,
porque incluso en mi forma más débil, transparente y errante,
te amo.
Te amo como la noche quiere a su primera estrella.
Como los viejos hechiceros amaban el enigma.
Como las flores de Elarion florecen solo una vez, y solo para los ojos del amor verdadero.
Ignoro si en el reino donde habitas el tiempo avanza igual que aquí. Quizás has vivido ya cien vidas, y yo aún te escribo desde el día después del adiós. Quizá mi carta te encuentre cuando seas viento, o mar, o idea fugaz en la mente de otro ser. Pero aún así la escribo. Porque las palabras, si nacen del alma, hallan senderos que ni los dioses conocen.
He tejido para ti un manto con las hebras del alba,
he inventado un nombre nuevo para el amor,
y cada noche suelto una luciérnaga con un recuerdo nuestro.
¿Las has visto bailar cerca de tus sueños?
Si algún día paseas por los Valles de Murion,
y encuentras una rosa negra junto a un estanque dorado,
sabrás que allí estuve.
Y que aún te espero.
Ya el embrujo del atardecer me llama. Las letras empiezan a volar de este pergamino como mariposas de luz.
Pero no temas, pues volveré a escribirte desde otra estrella, otro verso, otra vida.
Hasta entonces, recuérdame en los espejos del agua.
Y si un día un susurro te nombra en medio del silencioso
A lo mejor, ese seré yo.

⠀
vamos a dejar los sentimientos de un lado y dejemos que nuestros cuerpos se entrelacen entre sí, para así sucumbir al deseo carnal que nuestro cuerpo desean.
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