desde la montaña

a veces me pregunto
si le dijeron que me fui a escalar montañas,
que volvería con huevos de chocolate
del dinosaurio que encontré en el camino.

a veces pienso
que él les creyó,
porque en su mundo
todavía hay inocencia
y todo lo que se ama
siempre vuelve.

a veces sueño
con esa vuelta,
verlo en el cuadrado de la ventana
esperando escuchar el ruido del auto,
para correr a abrazarnos
con sus brazos pequeños
que ahuyentan cualquier fantasma
que quiera molestar.

ojalá pudiera decirle
que esta montaña no es real,
pero tampoco es de plastilina
como las que solíamos hacer,
que me encantaría que así sea,
para que hagamos una escalera enorme
que me baje de nuevo,
directo y sin escala,
al patio del rodeo,
para jugar una vez más.

ojalá pudiera explicarle
que algunas montañas son tan altas
que no hay escalera que alcance para bajar,
que uno termina viviendo en ellas,
y que a veces escalar
es otra forma de transformar el amor.

ojalá pudiera contarle
que esta vez la montaña es distinta,
que por ahora
no hay cumbre ni regreso,
y que esta montaña
simplemente
es infinita.