descubrir estrellas cambiar narrativas

mientras el cielo oculta las estrellas, yo, suertuda, puedo verlas en las risas de los cuerpos inquietos, inexactos e indisciplinados. las descubro en los hilos eléctricos de las miradas, aquellas que eluden las reglas y las horas y que cuelgan en el corazón de la noche.

pero, permítanme observar más; un poco más allá del telón, de la superficie animada. acceder a los latidos tranquilos, seguros, serenos y despojarse del ropaje pesado y teatral que parece componernos, conformar la presentación de todas las mañanas y asegurar el personaje de cada día. permítanme mirar en detalle, asegurarme en la claridez de las pupilas, seguir las líneas de las manos, reconocer las cicatrices de caídas de árboles y las de caídas de la intimidad. permítanme permanecer en las reminicencias de sus historias, sus amores más profundos y sus anécdotas más graciosas, sus llantos más largos y sus incomodidades más grandes, los sucesos más increíbles y las tranquilidades más cotidianas.

no deseo disolverme anonimamente; no deseamos disolvernos anonimamente; pues hagámonos aflorar; permitámonos mirarnos, presentarnos presentes ante nuestras ausencias, inventémonos nombres nuevos. permitamos sostenernos, ampliarnos, buscarnos y encontrarnos; sopesar las siluetas aleatorias, desérticas e irreales de la dramática creada, ir en contra de las narrativas y del dolor individual tan carismático en dominancia.

descubramos el cielo estrellado. convirtámonos en personajes que se encuentran, que se movilizan, que afloran, y por qué no, en suertudos que, ante todo, se permiten.