Contexto de la Belle Époque
La Belle Époque en Argentina fue un período que duró de 1880 a 1914, caracterizado por un gran esplendor cultural, económico y social, inspirado en el movimiento europeo del mismo nombre. Coincidió con el auge de Argentina como una de las economías más prósperas del mundo.
Gracias a la exportación de carne, cereales y otros productos agropecuarios, el país recibió una gran cantidad de inversiones extranjeras, principalmente británicas. Buenos Aires se modernizó con nuevas infraestructuras, como el puerto, amplias avenidas y edificios de estilo europeo, un proceso de modernización que también alcanzó algunos puntos del conurbano.
Durante este período, llegaron miles de inmigrantes europeos que se establecieron principalmente en el Gran Buenos Aires. Esto provocó una mayor diversificación cultural, reflejada en la arquitectura de los barrios cercanos a la estación de Banfield, la zona más antigua de la ciudad.
Las construcciones de aquella época reflejan fielmente la arquitectura europea, especialmente la inglesa, italiana y francesa, influenciada por la inmigración y la presencia del Ferrocarril del Sud.
Banfield tiene una fuerte herencia británica, ya que la mayoría de los inmigrantes que recibió fueron británicos que se instalaron en el barrio como trabajadores ferroviarios. Por ello, es muy visible el estilo victoriano inglés, caracterizado por:
1. Casas de ladrillo a la vista o revocadas con detalles en madera.
2. Techos a dos aguas con tejas de pizarra o chapa ondulada.
3. Grandes ventanales con vidrios repartidos.
4. Galerías con columnas de hierro o madera.
Este estilo no solo está presente en las viviendas, sino también en la estación de trenes y en instituciones deportivas.
Banfield también recibió una importante inmigración italiana, lo que dejó su huella en el estilo italianizante, con:
1. Fachadas simétricas con molduras y cornisas ornamentadas.
2. Balcones con barandas de hierro forjado.
3. Puertas y ventanas altas con arcos de medio punto.
Estas características pueden observarse tanto en casonas de familias italianas como en diversos comercios de la zona.
Otro estilo arquitectónico característico del barrio es el de las "casas chorizo", de influencia criolla-europea, que presentan:
1. Estructuras alargadas con habitaciones en fila alrededor de un patio central.
2. Techos de tejas o chapas con cielorrasos altos.
3. Ventanas con postigos de madera y rejas de hierro.
Estas viviendas fueron utilizadas principalmente por inmigrantes de clase trabajadora.
El último estilo presente en Banfield es el Beaux Arts y academicista, característico de construcciones más refinadas, con:
1. Fachadas con detalles en piedra París.
2. Balcones con barandas elaboradas.
3. Columnas y molduras de inspiración neoclásica.
Este estilo se encuentra sobre todo en mansiones, residencias de familias adineradas y edificios institucionales.
La construcción del castillo
Dentro de esta diversidad arquitectónica, destaca una construcción de origen distinto: el "Castillo de Sandford", más conocido como el Castillo de Banfield. Este edificio es de estilo neogótico, con influencias del gótico inglés y francés.
Ubicado en la esquina de Avenida Alberto Larroque y Carlos Croce, el castillo sobresale en el barrio por su particular diseño, que recuerda a una fortaleza medieval. Sus características más llamativas incluyen:
1. Torres y almenas, que refuerzan su aspecto de castillo.
2. Grandes ventanas ojivales y arcos apuntados, elementos clásicos del gótico.
3. Muros de ladrillo visto y piedra, con detalles ornamentales.
4. Escaleras de madera tallada y vitrales en el interior.
5. Un amplio jardín con rejas de hierro forjado en la entrada.
Si bien no se conoce con exactitud el año de su construcción, se estima que fue erigido a fines del siglo XIX o principios del siglo XX, coincidiendo con la llegada de la familia Sandford a Banfield. En sus inicios, el castillo fue su residencia privada y se cree que también fue sede de fiestas de cócteles.
Aunque también fue conocido como “Castillo de Sandford” no es certero que dicha familia haya sido la propietaria irónicamente.
Algunas fuentes sugieren que la construcción del castillo fue en 1906, ya que de ahí data la primer escritura formal del castillo, atribuyendo su construcción a Antonio Peviani, un hacendado qué se mudó a Banfield con su numerosa familia, por lo que mandaría a construir el Palacete en dicha esquina.
Incluso otra fuente mencionó que su construcción fue recién en 1920, aunque lo más seguro que esta última es errónea ya que no cuenta con ningúna certeza ni siquiera de quién podría haberlo construido, pero no está de más la mención.
Dado a la inexistencia de documentos definitivos, a día de hoy es imposible estar 100% seguro de que el primer propietario fue la familia Sandford o la familia Peviani. Incluso hay una especie de versión mixta, ya que propone que la familia Sandford la construyó a finales del siglo XIX y vendió en 1906 la residencia a Antonio Peviani.
Sus usos hasta el abandono
Si bien es incierto para qué fue utilizado el inmueble durante las décadas de 1920, 1930 y 1940, lo más probable es que haya funcionado como una residencia sin eventos destacables en esos 30 años. Sin embargo, en la década de 1950, fue adquirido por Tomás Adolfo Ducó, un militar estrechamente vinculado al Club Atlético Huracán, cuyo estadio lleva su nombre hasta la actualidad. Se sabe que Ducó solía llevar a los jugadores a concentrarse en este edificio las noches previas a los partidos de visitante contra el Club Atlético Banfield.
Tras una nueva venta del edificio, cuya fecha exacta se desconoce, el castillo tuvo diversos usos a lo largo de la segunda mitad del siglo XX. Funcionó como orfanato, sede de la Cruz Roja y restaurante, destacándose especialmente como parrilla, cervecería y concesionaria. Esta información ha sido transmitida de manera oral por los vecinos del barrio, quienes recuerdan estos períodos en base a sus memorias. Aunque no se cuenta con documentación oficial que respalde estos relatos, forman parte de la historia del castillo.
Ya en el siglo XXI, aunque no se conoce el año exacto, el castillo fue adquirido por una carpintería llamada Moltrasio, que utilizó el inmueble como depósito. Esto marcó el inicio de su decadencia, ya que, al no utilizarse el castillo en sí, sino solo su jardín, la falta de mantenimiento provocó un deterioro progresivo de su estructura interna.
Finalmente, en 2018, la carpintería puso en venta el castillo. Desde entonces, los vecinos del barrio comenzaron a exigir que el municipio adquiriera el inmueble para su restauración y puesta en valor. El castillo era un símbolo del barrio y destacaba por su arquitectura, poco común en todo el conurbano sur. No obstante, la compra por parte del Municipio de Lomas de Zamora recién se concretó en 2023.
Proyecto de Centro Cultural
El 15 de Julio de 2023, el municipio de Lomas de Zamora, en ese momento a cargo de la intendencia interina de Marina Lesci y el candidato de su mismo partido, y posteriormente electo intendente, Federico Otermín, firmaron un acuerdo con el dueño del castillo, Héctor Safatle, pensionado y exprofesor de historia, para convertir el castillo en un Centro Cultural y un nuevo espacio verde.
La casona fue cedida por Safatle para su conservación y uso cultural, y el municipio lo compro justamente para su puesta en valor, por lo que fue un alivio para los vecinos del barrio quienes pensaban que el inmueble emblema del barrio ya estaba a salvo.
Pero ante un cambio de gobierno nacional quién ajustó fuertemente el presupuesto de los municipios, puso en pausa todas las intenciones del centro cultural que debía esperar para estar listo. Incluso llegó a haber 2 intentos de intrusar el castillo:
El primer intento de ocupación fue en Agosto de 2024, el cual no tuvo éxito tras el desalojamiento de 3 hombres, una mujer y un menor en el mismo mes gracias a las denuncias de los vecinos.
Y el segundo fue el 1° de Febrero de 2025, cuando nuevamente adultos entraron por la madrugada al edificio, siendo denunciados por los vecinos nuevamente.
La demolición del palacete
En el mismo mes de su último intento de toma, el cártel de la entrada que indicaba la creación de un Centro Cultural fue retirado, volviendo a preocupar a los banfileños por el destino del castillo. Lamentablemente los vecinos y sus presentimientos fueron acertados, a tan solo un mes después, el 10 de Marzo de 2025, el castillo amaneció sin techo, como respuesta hubo un pedido de amparo presentado por un concejal local, pero la obra contó con la autorización de la comisión evaluadora del Concejo Deliberante local. El final del histórico castillo parecía inevitable.
A los vecinos del barrio sin aviso del proyecto, lamentandonos que no se haya impulsado también una protección patrimonial para el inmueble, en 2023. Si bien se sabía del recorte presupuestario del municipio y que no podría llevar en ese momento el proyecto del centro cultural, hubiera sido coherente que se declare patrimonio histórico del barrio, según se explicó, el municipio decidió rescindir el contrato que había firmado con el propietario anterior, Héctor Safatle.
Por lo que se dió a conocer se había convenido hacer un comodato: en el cual Safatle cedía la propiedad por 35 años mientras recibía un alquiler en pesos mientras que el municipio de Lomas de Zamora se haría cargo de las refacciones y administraría el centro cultural y espacio verde. Incluso existió un estudio de factibilidad que tuvo en cuenta la arquitectura.
Dicho estudio dió como respuesta que el deterioro no era relevante ya que estructuralmente estaba conservada, no existía peligro de derrumbe.
Los vecinos no tardaron en hacerse escuchar sabiendo que cada día era clave para frenar la demolición del castillo, el mismo día que el techo fue removido aparecieron pintadas a favor de su preservación. Pese a todo esto, los nuevos propietarios argumentaron que se debía tirar abajo por el riesgo de derrumbe del edificio.
Héctor Safatle hizo sus declaraciones, quién después de que el contrato rescindió, dió a entender que no tuvo muchas opciones tras recibir intimaciones por deudas de servicio e impuestos y permutó el castillo por otra propiedad.
Aparte de las pintadas, que fueron tapadas con publicidad, hubieron juntas de firmas para frenar la demolición.
Dicha demolición, fue aprobada por la Comisión de Evaluación de Proyectos del Concejo, que el año pasado analizó el proyecto en cuestión y autorizó la demolición, alegando que existía un peligro de derrumbe pese a ser probado antes que no existía tal riesgo.
Por su aprobación es que la demolición tiene cartel de obra y número de expediente de la municipalidad. Demolición aprobada por concejales de todos los partidos políticos del barrio, menos el radicalismo, ya que Alejandro Trotta, concejal por la UCR, fue quién presentó el amparo en la Justicia, en representación de los vecinos para intentar detener la obra. También destacaría las declaraciones del concejal Jorge Villalba, quién fue un manifestante más el Sábado 15 de Marzo, en la movilización vecinal a favor del castillo.
La segunda semana de Marzo fue un martirio para los vecinos de Banfield, quiénes fuimos testigos de como la cúpula del castillo, en buen estado, fue tirada abajo sin importar nada, con todo y techo se prendieron fuego maderas dentro del edificio para desestabilizarlo definitivamente. Hoy, 19 de Marzo de 2025, puedo confirmar el final menos deseado, el castillo se redujo a escombros. Pese a esto, los nuevos dueños todavía no hicieron declaraciones, hasta se desconoce quienes son y el destino y porqué se demolió el castillo, teniendo como teorías que se haga un complejo de departamentos.
Una pequeña reflexión
Primeramente hago la aclaración de que no soy dueño de ninguna de estas imágenes, las cuales saqué de diferentes fuentes que hablaban de la demolición del castillo, las cuáles estuve leyendo la última semana con gran angustia, pero las ví necesarias para mostrar que fue pasando con el castillo.
Simplemente soy un chico de 21 años, hincha y vecino de Banfield, que vivió toda su vida en este hermoso barrio y al pasar caminando por esta esquina o pasar en el 548 venía con asombro desde pequeño semejante castillo, y ya de grande felíz de la creación de un centro cultural, esperando poder conocerlo por dentro algún día con la obra terminada. Pero lamentablemente me tocó verlo reducido a escombros con una grúa arrancando ladrillo por ladrillo un edificio de más de 125 años.
Pese a ser un “simple” castillo veía como en esa esquina el tiempo quedaba detenido en el 1890. Era parte del pasado del barrio, de mi barrio.
Estaba tan acostumbrado a que esté ahí que en mis 21 años de vida, solamente le saqué una sola foto pensando que siempre iba a estar ahí, la que está en la portada.
Su estilo arquitectónico narraba con su belleza las raíces culturales de Banfield, era único por no encontrarse ninguno más en toda zona sur.
En el caso del Castillo de Banfield, su arquitectura inusual y su historia con distintos usos han generado un vínculo emocional con los vecinos, convirtiéndolo en un emblema del barrio que por culpa de alguien desconsiderado quedó en un recuerdo que en siguientes generaciones se olvidará, y cada vecino en 50 años no se detendrá en Larroque y Carlos Croce para mirar con asombro, simplemente desconocerá la historia.
Yo sé que a esta altura no hay nada más a mí alcance, pero al menos escribiendo esto, quedará un vestigio de memoria y un desahogo, por que siento que la historia del castillo de Banfield es digno de ser contada, con un final triste, pero que invita a reflexionar y a no dejar que siga pasando, que los barrios pierdan lo más lindo que tienen, su identidad.

Diaz Bulacio
Un pibe que se le da por escribir ensayos, espero que te deje al menos un tema para pensar
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