Del fondo de la tina.

APALABRADO

Pareidolia viendo rostros y Apofenia conexiones,

se fueron, no trabajaban, un día de vacaciones.

Iban tan pintureras, tan lindas, tan resaladas,

que eran la admiración de otras palabras raras.

Cristomatía, tan culta,

Dipsomancia, tan borracha,

a la que Palimpsesto le enmemendaba la plana.

Iba también Goniómetro con su novia la Besana,

querían amillarar una parcela aledaña.

Cruzóse con ellas Ludibrio,

mejor fuera el tio la vara,

tan vilipendiosa ella,

que ni las miró a a la cara.

Vieron a Berretín, empeñada en su dislate

de hacer, con barro del suelo, tabletas de chocolate.

No se percató Prosapia del pasar de la eximia alcurnia

y perdió así la ocasión de alternar con la tal curia.

Vespertina ya la cosa, o sea hacia el ocaso,

Carpanta se presentó con Borborigmo a su lado,

y buscaron colación para deglutir las cuatro.

Calígino, como siempre, llegó tras de las Completas

y venía de la mano de una tal Delicuesciencia.

Pasaron la noche en vela,

con Jarana y Francachela,

hasta que el buen Maitines

de don Cisma acompañado,

provocó que cada quien,

se fuera al fin por su lado.