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Del agua, el bote y la ventana

Aug 23, 2024

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Del agua, el bote y la ventana
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Desde la cama que da a las sierras 

lejanas casi invisibles

escucho llenarse la pileta municipal

con algunos chorros profundos de agua.

En este pueblo no hay ríos ni lagunas 

no hay más agua que la de los tanques y la de las napas.

Por un momento puedo colgarme en el viento sur

y adentrar en mis ojos llenos de espinas

imágenes de una pampa inundada de ríos, lagos.

Pronto los autos de la ruta, 

la que divide el pueblo en dos,

tapan los chorros que ya son cascadas que crecen

en esa tierra que antes era trigo

en ese momento puedo recrear un mapa 

de verdes y marrones 

de sauces que se descuelgan cansados 

sobre el agua que corre.

Pasan los autos

vuelven las cascadas, siento que floto con mi mapa,

estoy flotando en un pequeño bote blanco, azul y rojo

miro hacia los costados y la gente se mantiene 

en sus casas, durmiendo, mirando el clásico.

Mi bote, mi perra y yo atraemos un atardecer

enlazamos al sol y damos vuelta la noche.

No sé remar pero el agua me lleva

vuelvo a escuchar el sonido del agua 

callado, está en mi patio, está detrás

y lo trae el viento.

El viento nos acerca a las cosas:

Viento norte, olor a chancho

Viento sur, tierra y polvo

Viento del oeste, aire de las sierras.

El viento me trae un río

puedo dar la vuelta a la noche

y tomar el bote,

viento sur, tierra

viento norte, animales

oeste, limpian las sierras.

El viento del este no se siente

Casi nunca hablan de su viento

Será porque lo ocupa más la salida del sol.

Mi bote me lleva y yo lo llevo a él.

Pasa el tren del lado opuesto de la ruta 

Donde está la pileta municipal.

Pasa el tren, ya no hay río

Los vagones son grises y las ruedas chiflan 

Mis ojos se fijan en sus movimientos

Y permanecen inmóviles.

Con cara de opa espero cruzar las vías

Y atrás, muy atrás vuelve el río.

Los hilos de agua mojan la ruta

El tren cruzó sin vía

Se metió en la pileta

Llegó a mi ventana y siguió su trayecto gris.

Sofía Fonseca

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