A pesar de que la casa se había deteriorado considerablemente, el ventanal del segundo piso estaba intacto, traslúcido, con el Astylus trifasciatus adornando el cristal. Media 5,8 cm, robustecido con un hermoso pigmento de laca, producto de comerse los listones de madera. Al interior los manteles no presentaban rastro de polvo, como vueltos a colocar luego de una breve limpieza. El ventanal que por noches era la única zona que permanecía despierta, ahora se encontraba a unos pocos escalones; escalones tan altos que llamaban a la fatiga. Descansando entre los que serían el escalón 58 y 62, la ventana volvió a iluminarse. Luz cálida, otoñal. Calentaba los escalones. Respiración intermitente, una de mis manos se irrita; el escozor sube hasta el hombro, siento marchitar uno de mis dedos.
Imagen de Pexels. Propiedad de Rachel Claire Ksenia Chernaya

Verónica Abir
Solo lo intento cada día, como respirar. Ves tus ruinas como son, libres de la ilusión, las expectativas (...) de modo que por fin puedes empezar a contar las tuyas. BELMAR, Issac
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