¿De qué planeta viniste?

• ¿De qué planeta viniste?

El pibe volvió presuroso del colegio, con un beso saludó a su mamá. Apuró el mate cocido con pan, que a veces no terminaba. El bullicio de los chicos, en la canchita, lo llamaban.

Se puso el pantalón corto color tierra, medias bajas y zapatillas flecha azules gastadas de tanto potrero. Jugaban hasta la caída del sol.

Tenía muchos amigos, de los cuales había uno que no le gustaba el fútbol. Le decían Loco, un científico, que se dedicaba a inventar cosas.

Usaba un garaje como laboratorio, del cual salían luces psicodélicas y ruidos semejantes al de una nave espacial.

El pibe, una tarde, por curiosidad fue a visitar a su amigo. Golpeó la puerta hasta que apareció con su larga cabellera blanca. Al verlo, exclamó: —Hola ¡Viniste a visitarme!

Lo invitó a pasar. Al pibe, con la pelota bajo del brazo, le llamó la atención una cápsula con forma de cono y preguntó: — ¿Qué es eso? —

—Es la máquina del tiempo— respondió el científico

— ¿Y para qué sirve? —

—Para volver al pasado—

El Loco no quería dar pistas de su experimento.

— ¿Puedo entrar? —pregunto el pibe.

—Sí, ¡Pero no toques nada! —

El pibe entró y en un descuido tocó un botón rojo que encendió la nave. Esta empezó a girar repartiendo luces y sonidos.

Cuando despertó del sueño, era el año 1955, y estaba en una plaza de Esquina, en Corrientes. No sabía cómo había llegado hasta allí. Miró, como perdido, y le llamó la atención la presencia de una joven pareja sentados en un banco.

Se acercó y escuchó lo que él le decía a ella.

—Deberíamos mudarnos a probar suerte en Buenos Aires. —

—No es fácil, debería dejar a mis padres y familia. —

—Te entiendo, pero el sacrificio es por nuestras hijas. — Insistió él.

El pibe escuchó la conversación, pensó y dijo:

—Debo persuadir a la señora que viaje junto a su marido, porque si no es así: ¡Yo no nazco! Y no voy a poder cumplir el sueño de debutar en primera a los 16 años, No voy a convertir el mejor gol de las historias de los mundiales y además hacer otro, con la mano a los ingleses.

—Y lo más triste. No darle alegría a la gente, como lo refleja el uruguayo en su relato con lágrimas en los ojos: ¡Barrilete cósmico…! ¿De qué planeta viniste? ¡Genio!