La poesía en las relaciones surge a partir del cambio de paradigma. Mientras las emociones y las situaciones en los vínculos se consiguen sólo yendo hacia adelante. De un instante a otro podemos ver cambios en nosotros mismos y en las personas con que mejor conexión tenemos. Las relaciones poéticas surgen cuando uno está abierto al caos, a el enigma y la intelectualidad, dando paso al amor y la amistad. Aquellas personas con las que uno puede verse totalmente reflejado pero teniendo en cuenta su propia forma, es donde al vínculo se le aparecen los “Versos Extraordinarios” que influyen tanto en uno como otro.
Hasta las personas que observan aquellos vínculos desde la distancia se sienten fascinadas. Ambos lados de la moneda juegan el mismo juego en el que ninguno de los dos puede perder, dando paso a aquello que significa lo poético en una relación. Sabiendo que cualquiera puede tener un vínculo de este estilo es que aparecen. Saber que uno es uno mismo cuando está con la otra persona, y que por ser así puede confiar y el otro puede confiar ciegamente en nosotros es el mayor de los valores en las relaciones.
Al principio de estas relaciones es cuando se nota el mayor cambio en ambas partes. Cuando el poder y la manifestación de poder se enceguecen, cuando la mayor parte del tiempo ambas partes están de acuerdo y ambas partes pueden dar el brazo a torcer sin pedir nada a cambio ni perder nada por ello es que este tipo de vínculos crece.
Mientras ambos creen en los dos juntos y la separación es sólo una nueva manera de verse es cuando la manipulación desaparece, sin embargo, aquella manipulación que tiende a desaparecer cuando por ambas partes no hay ningún tipo de necesidad es cuando más se hace notar la poética.
En estos casos en los que ambas partes congenian, se dilucidan apreciaciones temporales en las que todo parece ser caos pero embellecido.
Sin soltarse las manos, ambas partes se cuidan y se relajan juntas, se aprecian en lso más mínimos detalles. El cuidado y el cariño hacia la otra parte significa mucho más cuando es entregado sin pretender. Aún habiendo superficialidad es que por dentro de ambas partes se siente un amor magno.
En principio, este tipo de relaciones puede darse con el tiempo, sacrificando la soledad pero disfrutando de la compañía. Los planes instantáneos surgen, y bien o mal, aparecen aventuras en las que ambos pueden reír o llorar. La alegría de tener una relación poética se encuentra cuando al final del día, en la separación, ambas partes recuerdan lo bello y caótico que fue aquel compartir.
Salvando la distancia que se aparenta, ambas partes suelen querer volver a estar juntas, complementandose, haciéndose una misma persona cuando están juntas.
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