De las cosas

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Las prioridades del banquero.

Siempre es lo mismo y a lo mismo atendemos.

Cumbres las que haga falta. Reuniones de alta alcurnia, de señores con trajes muy caros y algunas mujeres (siempre son menos) con vestidos de marca no blanca. Aviones privados, coches grandes y negros... Al fin, los de abajo, pagamos los gastos de viajes, manutención y alojamiento. Más el salario y las dietas. Soluciones, eso sí, ninguna.

Para que cunda la Paz, para evitar el hambre, para ayudar a los pobres, para contaminar menos..., nunca se ponen de acuerdo, que no hay para tanta desgracia ni tanto desgraciado, pero, si sucede que le da un poco de fiebre al Sistema financiero....

Urge poner remedio.

Rescate inmediato. No hay límite de cantidad ni un instante que perder. Salvada al soldado Dinero.

Luego, pasado el mal instante, te cuentan de los maravillosos beneficios obtenidos en el año. Miles de millones más que el ejercicio anterior. A repartir entre los accionistas. Pero, ni se le ocurre a los gobiernos intentar que contribuyan pagando un plus en impuestos. Eso es comunismo y el comunismo solo es bueno para salvarlos a ellos. La solidaridad es solo para con el Sistema. Que pague el Pueblo.

Y es que lo suyo es suyo y lo nuestro... también.

Y pagamos su precio.

Necios.

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Añorar lo idealizado. Fascismo tuneado de chapa y pintura.

Creo que eso está pasando.

Pasó en su momento, no nos curamos, y se está viralizando.

Recuerdo la imagen televisada de un hombre pequeño, con mono de trabajo ceñido en la cintura por un cinturón, cuadrarse y saludar militarmente delante del cadáver de Franco. Tuvieron que retirarlo un tanto a la fuerza.

Ese hombre, obrero (quizás un actor contratado. Quizás alguien sincero), representa bien ese sentimiento de nostalgia de un paraíso inexistente.

La guerra entre españoles fue una catástrofe de enormes dimensiones. Ninguna razón justifica ni una sola de las muertes que en ella se produjeron.

El golpe de Estado fue criminal y asesino.

Lo que en las guerras sucede, a uno y otro lado de las trincheras, puede ser de extrema crueldad e injusticia. Matar se queda sin castigo, porque esa es la esencia de cada guerra.

Pero ¿y después?

Las victorias pueden ser de distintas maneras, y la de aquí fue mucho más criminal, mucho más nociva, vengativa, mezquina y cruel que la misma guerra.

Se mató por nada. Se mató por diversión. Se mató por fe. Se mató por envidias. Se mató por odios. Se mató por lucro.

Se privó de libertad. Física y síquica.

Se humilló.

Se despreció.

Se esclavizó.

En definitiva, una parte de España (de españoles) hizo muchísimo daño y de muchísimas maneras a la parte que consideró su derrotada enemiga.

¿Quien puede añorar eso?

Ni siquiera quienes ganaron deberían querer que aquello fuera glorificado en modo alguno. Ni siquiera quienes se beneficiaron deberían sentir orgullo alguno de todo el mal que perpetraron.

Pero sucede. Y, lo peor, hay juventud (espero que sean menos de los que parecen) que desean que aquello suceda de nuevo.

Ser ignorante es un pecado muy grave.

Mortal.

ESPAÑA ESTÁ ENFERMA.