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Dancing With The Devil

Sippy cup

Oct 4, 2025

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Dancing With The Devil
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Quise esconderme en lo más profundo, en lo más oscuro.

Creí que jamás me encontraría; que mi deuda estaba saldada hace ya mucho tiempo.

Pensé que nunca volvería a verlo… pero ahí estaba: el diablo, frente a mí una vez más.

Cada vez que intento avanzar, me toma con violencia de los hombros y me arrastra hacia él.

Me abraza, y con ese abrazo, me desgarra la piel.

En ella llevo las marcas de cada una de sus visitas.

Ojalá supieras cuántas noches supliqué no verlo a lo lejos, cuando caminaba de la mano de mi señor.

Pero ahí estuvo, en todas las noches siguientes: en cada beso, en cada caricia, en cada mirada llena de inocencia y dolor, en cada fiesta, en cada baile… siempre ahí.

Irónicamente, el que más daño me hizo es quien más me quiere.

Me obligó a soltar la mano de mi amado.

Fue tan duro, tan fuerte y tan doloroso, que brotó sangre de mis manos.

Creí morir en vida, condenada en aquella esquina donde lo vi reír.

Su risa era macabra, excitada por mi sufrimiento.

Acarició mi rostro y lamió mis lágrimas; las saboreó como si en cada una pudiera leer mi historia, mis recuerdos, mis sentimientos.

Por un instante creí que lloraría, pero no.

Solo acomodó mi pelo rizado detrás de mi oreja, besó mi frente y se fue.

O eso creí.

Nunca se va del todo.

Permanece al margen, observando, porque sé que jamás me dejará.

Soy su esclava.

Vivo mis mejores aventuras, siento con intensidad brutal, me desvivo y revivo por lo que amo… para que él, en un segundo, me lo arrebate todo.

Sueño con el día en que me deje.

Y nunca olvidaré día en que, entre lágrimas —tantas que podrían llenar un lago, como el Lago de los Cisnes—, rogué a lo que fuera que me dejara, por una vez, tener lo que quería.

Rogué hasta que mi voz se quebró, hasta que mi corazón se agotó.

Quería gritar, correr, golpear…

¿Para qué? No lo sé.

La impotencia exigía al cuerpo que hiciera algo.

Pero no podía.

Y él lo sabía.

Se burló de mí, y cada carcajada fue una bala atravesando mi alma.

Una vez más, el diablo me encontró.

Y yo, otra vez, salí perdiendo.

Sippy cup

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