¿Cómo te has sentido últimamente?
“Siento que estoy cayendo”,
atascado, indeciso, buscando algo que no encuentro,
sin vivir, sólo sobreviviendo.
Cada pétalo de flor, cada relicario, cada otoño,
revisando en mi interior,
lo inexistente existiendo sin consentimiento,
tan vacío, esperando la señal.
¿Vendrá alguien en mi ayuda?,
las tórtolas sobrevolando este desolado paisaje, perdidas.
Dudo de mí, de mis experiencias, de mi capacidad,
temo no ser suficiente,
y afloran las lágrimas, amargas como el café,
aún no sé qué siento,
aún no sé qué soy.
. . .
Temores
Ese oscuro, letal y profundo vacío,
que me martiriza, me rodea, cada día.
El ensordecedor silencio, hueco, como mi alma,
flotando conmigo, amargamente.
El peso que cargo, denso, empujándome,
verticalmente, subiendo hacia abajo.
¿Encontraré mi confianza o viviré sin ella?
Mi fe decae, como todo mi ser,
me siento atrapado, sin salida.
¿Y si la soledad no fuera un silencio,
sino la ausencia de un rostro?
Una caricia que no llega,
un reflejo sin espejo.
. . .
Sobre el amor y otros métodos de tortura
Los compuestos químicos, reaccionando sobre mí,
no amo con el corazón, sino con el cerebro,
es mi respiración, mi ánimo en las mañanas,
mi sonrisa y mis plácidos sueños.
El amor es mi motor, la luz ultravioleta,
golpeando mi piel, acariciando mis mejillas.
El amor me sigue, me desvela,
pero también me hiere.
No me gusta sobreamar, sobresentir,
no me gusta sobrepensar, acceso ansioso.
Euforia, pánico, placer,
amor, idioma incomprendido.
. . .
¿Y las adicciones?
Me he entregado, por decisión propia,
cuerpo y alma convergiendo, unidos.
No quiero dejar de emborracharme de vida,
de consumir arte, de extasiarme de ella y con ella,
necesito esa droga que alivia, que reduce
más que cualquier fentanilo,
necesito de ese pecado, que restablece.
Mantenerme en equilibrio, aspirar esa esencia,
el almíbar agridulce que sale de su boca,
ya no puedo resistirlo, cada día soy más adicto.
. . .
Arrepentimientos pasados
Rememoro la niñez,
el profundo sentimiento infantil de libertad,
interrumpido por los angustiosos gritos.
Guerras, heridas sin cicatriz,
¿de qué bando estás? ¿Rojo? ¿Azul?
El corazón rebotando, los nervios despuntando,
¿y si hubiera elegido?,
¿y si lo hubiera frenado a tiempo?
Quizás, se habrían detenido tantos años,
adolescencia tiranizada,
las torres de marfil, aún intactas para la defensa,
no me puedo partir en dos mitades,
no puedo ser, lo que no soy.
. . .
¿Tu futuro? Un papel en blanco
Buscando identidad, buscando el sentido,
la brújula apuntando hacia el sur,
las aves hibernando y los osos migrando,
ladridos gatunos, maullidos perrunos,
atracción desmagnetizada, polos iguales,
¿seguimos igual o evolucionamos?
En una hora, vivo o muerto,
telefonea el destino,
ahora, sólo es cuestión de tiempo.
. . .
Próxima sesión… (Redención):
Cuando sanen las heridas,
cuando los pájaros canten, entonces gritaré,
eludiendo el dolor, catapultando el sentir,
las montañas temblarán,
los mares desbordarán,
festejando mi victoria,
el porvenir está al horizonte,
esperando mi llegada,
pero aún estoy cayendo.
Supongo que voy tarde.
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