Cuestión divina.

...

¿Perdón?

"Perdónalos, Señor, porque no saben lo que hacen".

Y así se perpetúa el error.

Se puede errar por desconocimiento, pero una vez cometido el hecho, o se aprende y se da el arrepentimiento, o el perdón no hará sino favorecer el mal eterno.

Yo no puedo perdonar a los policías que apalean a los manifestantes simplemente por manifestarse. Yo no puedo perdonar a los jueces que condenan según un sesgo político, no según la falta o el delito. Yo no puedo perdonar a los aficionados taurinos que gozan con el maltrato y muerte de un animal justificándose en tramposos argumentos. Yo no puedo perdonar a los políticos corruptos. Yo no puedo perdonar a quienes robaron lo que era mío y además me insultaron, y mintieron, y se hicieron los dignos.

El perdón solo cabe tras el reconocimiento y el arrepentimiento sinceros. Sin esas condiciones previas, no hay perdón posible ni perdón bueno.

¿Como perdonar a Hitler? A Netanyahu, a Ayuso, a Franco.

¿Como perdonar a mis vecinos de la virgen del ladrillo, de la barbacoa en suelo robado, del perrito listo que distingue al malo del bueno?

No admiten sus culpas, no sienten haber sido deshonestos, no se arrepienten...

Así: ¡Señor, castígalos, porque no quieren aprender ni rectificar del mal que hacen!

Por mucho que recen.