En los rincones del rostro
encontramos espejos
y pequeños habitáculos
de demonios que juegan al fútbol
y se hacen goles en contra.
Y cada vez me enamora más
la idea de encontrar contradicciones
en esos resquicios de la identidad.
Y cada vez que puedo
le elevo un rezo en silencio
a esa profanidad de la existencia.
Y finalmente me siento en el sillon
con una leve mueca chueca
parecida a una sonrisa en mi propio rostro
que me recuerda lo aburdo de todo.
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Rocío Giménez Ferradás
Hola! Soy dibujante pero las palabras son un jardin en el que refugio el pensar
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