Cuento Corto

Te iba a escribir un cuento corto pero acabó en carta compleja. No sé a qué se parecerá tu lucha pero la mía es como la ternura de los viernes en la mañana cuando sabes que te falta solo un día y ya descansas. La mía tiene sentido cuando le escribo a la conciencia y no tengo más palabras que agregarle, porque ya he dicho todo a borbotones.

Se me convierte entonces en risa y llanto a la misma vez pero no me dan tregua ninguno de los dos. Océanos tengo a mis lados y son parte de la esfera en que me muevo. Si al este me ahogo y si al oeste encallo. 

No sé a qué se parecerán tus imágenes pero las mías son de antaño, casi como pintadas con tiza acuarela. Son de la ciudad y de hace rato, cuando en el centro del parque lo que tirábamos eran piedrecillas y no ataques en vano.

Seguro tu lucha no es como la mía. Hablas y hablas tanto y se amontonan los leños por el mercado. Yo los vendería en lugar de en la tarde, en la mañana silenciosa y acampanada. 

Inventaría perfidia si fuera necesaria, pero tendrías que ponerla a la reventa, porque juntos nos morimos de hambre.

No sé nada de tus patios ni de tus trajes enteros. No sé de tus victorias ni de complejos. 

Imagino que tienen vientos también de tormenta y sequedales como los del Oriente, en donde las historias no son como las nuestras. Qué conciencia, qué desarme.

Se requiere todo esto para seguir avante.

Te cuento entonces en estas líneas trastornadas y de madrugada (ya te lo imaginabas pues no tienen sentido) que espero que hayas llegado a mi vida para quedarte un buen rato.

2/21/2016