Cuento a la basura
Estoy en el inicio de lo que pretende ser un maravilloso cuento. Dejo un espacio, pero sigue todo vacío.
Garabateo un poco y creo que ya me robaron la continuación. Ya pasaron por mi mente Roberto Arlt, Bukowski, Wilde y se burlan devolviéndome la idea sin espinas.
Sin embargo, puedo decir que estoy en camino. Por las dudas, otro espacio. Voy hallando en la penumbra palabras.
Debo avisar que no tengo de esas palabras que suelen penetrar en las personas, que para no cobrarse un solo enemigo dan la razón como un loco. ¡Igual como si me importara tener razón, solo quiero que alaben mi cuento maravilloso! Y ahí reflexiono. Si pasan de largo tantas tragedias del mundo, ¿cómo no van a pasar de largo mi incipiente amasigo de apalabradas?
Mejor, colocaré un cartel luminoso en el título o una mujer sensual que los acompañara en las veladas de lectura, susurrando cada frase con entonación excitante. Tal vez si me arriesgo, una publicidad cada cinco minutos en Youtube para publicitarlo como lo mejor que se ha escrito hasta ahora. Pero, lamentablemente, sigue siendo algo escrito y cuando lo lees, no puedo andar invirtiendo en fuegos artificiales.
Creo que las ideas bullen. Perdón, la ansiedad me apremia.
Y la ansiedad me dice que debo explotar con algo ingenioso ya. Barajo alguna idea tirada de los pelos, o del otro rincón de la mente una idea dócil que se entremezcle tranquilamente en el cajón de las medias.
Pero rápido. Tengo que apurar que hay mil cuentos nuevos a cada minuto, millones de ideas en un año, una historia de pasado, presente y futuro de las letras y yo todavía no empuñe mi fusil.
Por suerte tengo voz, una ansiedad arrolladora y ganas de levantarla en pala.
Desde chiquito escucho el murmullo de esa palabra mágica: “Guita”. Yo también la quiero y caprichoso, le ofrezco un anzuelo de tinta. Que no se torne tímido al lado mío, seamos engreídos los dos. ”Autor de dinero”. El casamiento de ese oximoron hace que el cuento maravilloso se haga un lugarcito entre los demás.
Apoyando la lapicera en el papel, la espada arriba se relame, dejándome suspendido en una cavilación eterna. Voy a acribillar y tan solo quedo expectante.
Por suerte un suspiro inspirado llena los recovecos de la hoja pero yo quedué expectante.
Mi cuento maravilloso se lanza al abismo, para terminar confundiéndose con el cuento maravilloso a continuación.
Si te gustó este post, considera invitarle un cafecito al escritor
Comprar un cafecito
Érido Cruz
Poet f1 driver de la scuderia poetica. Disponibles en pdf mis dos poemarios en ig.
Recomendados
Hacete socio de quaderno
Apoyá este proyecto independiente y accedé a beneficios exclusivos.
Empieza a escribir hoy en quaderno
Valoramos la calidad, la autenticidad y la diversidad de voces.
Comentarios
No hay comentarios todavía, sé el primero!
Debes iniciar sesión para comentar
Iniciar sesión