...
Chirigotas.
Imaginen el día después. El día siguiente a la consecución de todos los objetivos del PP (y de VOX).
Lo primero que notarás es que no hay atención gratuita en el ambulatorio de siempre. A partir de ese día has de pagar la consulta.
Para lo leve, cuando eres joven, puedes auto medicarte, pero llega la hora en que, tras previo pago, a ti o a alguien que te importa, le diagnostican un cáncer. Te presentan un presupuesto en el hospital. Para la cura no hay, entre toda la familia, dinero bastante. La póliza con la privada no cubre eso ni de coña. Vamos, tipo yanqui.
Esa es sólo una de las gloriosas ventajas del mito "no pagar impuestos". Para los ricos va bien, para ti, fachapobre, es vivir sin Educación, sin Sanidad, sin Asistencia Social, sin subsidio de paro, sin control alguno en los precios de los bienes básicos: Vivienda, agua, alimentos...
Eso votas, cazurro, cazurro, cazurro, mientras llevas a tu madre (hoy todavía puedes) a que la vea el médico.
Luego te extrañas y te ofendes porque te llamo gilipollas.
Puedes insultarme tú a mí, en eso tienes el mismo derecho, pero la razón no está de tu parte: Pendejo.
El enemigo.
Así como la Iglesia medra gracias a la invención del Diablo, todo abuso conlleva la existencia de un enemigo que desvíe la atención del abusado y consiga que este defienda a su maltratador mientras ataca al malo por él inventado.
Es de manual.
El malo es el que diga el tertuliano, el cura desde el púlpito, el rey señalando, Amancio y las huestes de empresarios, Felipe fascista González, Aznar el soberbio, Ana Rosa en su diario.
Los malos son los niños proyecto de terroristas en Gaza, los mejicanos que van hacia su norte, los invasores en invencibles armadas patera.
La maldad es la pobreza, el color de la piel, la creencia atea, la sexualidad no correcta. La maldad es no ser de derechas.
Y los fusiladores, andan a voces por las aceras. Porque ya se han soltado la melena. Ya no esconden su antigua vergüenza. Hoy se enorgullecen de ser fascistas matones luciendo banderas.
San Franco los protege. San Hitler los guía. Santa Ayuso, mártir, los lidera.
El beato Felipe, aplaude, admirado, la escena; de su mano, Aznar, especulando en familia con la vivienda.
La Justicia, si hubiera una de veras, ni está ni se la espera.
España tiene el Pueblo más generoso de la Tierra.
Aceptamos sumisos a una oligarquía franquista, ladrona y abusona que nos ha robado durante décadas. Pagamos las cuentas mil millonarias de incontables desfalcos de políticos corruptos a los que seguimos votando en las urnas y defendiendo en los parques y los bares. Consentimos todos los timos que a ellos se les pasan por la cabeza sin rechistar (crisis los llaman). Llevamos sus banderas en la muñeca y el retrovisor porque, porque, ... ¿? Cotizamos a Hacienda para que viva el Rey y los generales y otros dementes, como los jueces fascistas que a ellos los defienden y a nosotros nos joden, mientras a los que pagamos nos reducen cada día más los bienes y servicios. No protestamos ante los abusos de la Banca, de las Eléctricas, o contra las subidas injustificadas de los precios en los mercados mientras a duras penas los grandes empresarios acceden (obligados) a subir los salarios.
Además, tragamos toda la basura de los medios de desinformación (que son de ellos), que nos envenenan y nos hacen odiar a nuestros vecinos para que no vayamos contra quienes de veras nos machacan.
Para colofón, asistimos a misas, aunque solo sea en bodas y entierros, echando dinero en las bandejas de una Iglesia hipócrita y usurera que siempre estuvo de parte de los ricos y contra quienes siempre tuvimos menos.
Si lo hubiera, tendríamos más que ganado el cielo.
Como no hay de eso, lo que conseguimos es el título de ser los más gilipollas del universo.
Alzheimer.
El fascismo del franquismo fue hambre, fue injusticia, fue revancha, fue venganza, fue odio, fue misera, fue emigración, fue incultura, fue esclavitud, fue caciquismo, fue abuso, fue crimen, fue atraso. Maldad fue que arrasó España.
Hoy hay viejos que lo han olvidado (quizás porque fueron de esos cuatro privilegiados del pueblo a los que no les fue tan mal o quizás porque se ha suavizado en su cabeza lo que de veras pasaba). Hay no tan viejos que traicionan el recuerdo de sus propias casas (padres que si vivieran se avergonzarían de lo que hace su casta). Hay adolescentes que se creen muy chulos ensalzando aquello de lo que no saben nada (su familia los ha hecho así).
Los tengo aquí al lado. Con algunos el hola, otros, doy gracias, no me hablan.
Y no es mi pueblo una excepción. Eso pasa en toda España.
Encíclica.
Hubo un tiempo en el que todo estaba bien.
El precio de las energías era asequible.
Los salarios eran decentes.
La asistencia social eficaz.
Las pensiones de jubilación, dignas y suficientes.
La Sanidad contaba con los mejores medios y el mejor personal.
La Educación era un pensil amable, acogedor y atractivo.
No había corrupción más allá de en la fruta descuidada.
Los reyes no robaban. Ni siquiera estaban.
Los ricos pagaban impuestos con diligencia y sonrisa.
No había paro. No había frío en invierno en ninguna casa.
Los periodistas, fíjense que tiempos, informaban.
Pero ese día no fue nunca, ¿O qué esperaban?
Y entre los días, esos que nunca son el mentado, los hay más grises, por lo que sea.
Nubes o que nadie se ocupa de uno o que en la tele no ponen nada bueno. Y, sí, en uno de esos, gris marengo, envié a Dios una solicitud de amistad.
Sigo esperando.
Apunte final (que ya esto es muy largo):
No ha habido un solo Dios tan duradero como el dios dinero.
(Cinco mil años ya con el invento).
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