Cuánto te quise

Tu vida iba en declive.

Cada vez la tristeza te abrumaba.

Te di luz cuando el cielo se pintaba lóbrego.

Te ayudé a ser feliz nuevamente; a volver a soñar.

Pero tú, obstinada como siempre,

ahora con fuerza –que yo te ayudé a recobrar–

decidiste regresar al lugar que te daba tristeza.

Espero no me extrañes cuando sufras.

Si no me querías escuchar no podía obligarte.

Te amaba y por eso respetaba tu libertad.

El “sí” era un sí y el “no”, un no.

No quisiste escuchar todo lo que tenía para decir.

Mi amor.

Mi deseo.

Mi añoranza.

Todo eso a la mierda.

Te quedaste con lo que querías creer, lo que medio entendías.

Tal vez por eso me odies.

No sé si me odies.

Espero que no.

Yo no podría odiar esa sonrisa que trajo luz a mi vida.

Fue triste que quedaras con lo primero que pasó por tu cabeza;

que no me dieras tiempo para hablar;

que no tuvieras tiempo para solucionar los malentendidos.

Pero sólo Dios sabe cuánto te quise.