mientras lo pensamos
el tiempo comienza a doblarse
con sigilo, se convierte en un gato
que nace desde el rincón más cercano de la habitación
a medida que se estira este “gato”
nuestras ideas entran en un orden inesperado
vos decís algo y yo respondo otra cosa
mientras que el tiempo-gato
gira alrededor nuestro, ronroneando
envolviéndolos con una ternura sonriente
apenas deja abierta una rendija vertical
por donde tu corazón y el mío
mareados por lo que nace y lo que regresa
suben sin esfuerzo
cantan sin darse cuenta
en el centro invisible
de aquel animal que no envejece
el tiempo perdido
un gato que duerme y vigila al mismo tiempo
en nuestra habitación
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