Cuando nada
Feb 6, 2025
Que loco a los lugares que nos vamos cuando entramos en la nada absoluta. Un mutismo medio raro, editado. Suprimido. Es la vaga sensación de que hay algo ahí, mucho más importante y trascendental que deberías estar haciendo. Buscando la plenitud, realizarte, dando grandes discursos, liderando, innovando, o algo por el estilo. Cierto que parece contradictorio el irse hacia la nada, pero tiene un punto. O no, justamente, es más bien como un espacio. Un espacio lleno de lo más denso y pesado que te puedas imaginar, te aplasta y sofoca por su propio peso. Un vacío negro donde la nada, es todo. Super chicle pero esta divertido. De golpe estoy escribiendo esto con la voz de Sztanjnszrajber como voz locutora de mi escritura. Con la mayor humildad eh no digo que esté a su altura ni nada parecido. Recuerdo a mi posteridad y humildad si leo esto algún día.
Bueno. Vuelvo.
Con un juego abierto, las 12 de la noche marcando y un largo día mañana. Tengo que levantarme temprano e ir a la oficina, cosa que en general no me molesta, pero el trámite de salir me fastidia un poco. Suprimiendo de vuelta. Corrijo. Corrijo. Es tan pesado que te recorre el cuerpo pero no da tiempo a asimilarlo, ni a coordinar los dedos. El tiempo, eso. Estamos todo el tiempo ahí, que fastidio. Taca taca taca, y no para. No es que quiera apagarla, pero ponerla a hibernar un rato no estaría mal. Dormir también estaría bien, pero cuando me acuesto todo esto pasa por ahí. Es más fácil dejarlo afuera para cerrar la programación. Como un Truman Show. No se aburrirán de nuestra existencia las directrices que nos guían? Bah, qué importa, si igual tenemos que transitarlo. De golpe todo se tiñe de azul, como si hubiera un error. Disculpe señor Word, si mi platica no complace a las reglas gramaticales de la RAE. O la Matrix, jugándome una broma. Qué digo, ya estoy loco.
Me fui de vuelta.
Entonces elijo escribir, relajar las falanges y que se muevan como el pianista que hubiera sido, el que quedó frustrado, en forma de niño jugando con el piano de la abuela. El retorno a esa inocencia. Al juego. De a poco asoma la densidad. Ahora entiendo un poco más. Por acá viene la mano para dejarme sentir. Sí que pesa, y nada al mismo tiempo. Supongo que no elegimos lo que nos enseñan. Ahí esta no más, nuestro lugar y nos como esponjas tratando de descubrirlo todo. No me sale el pesar, pero a pesar de eso me dejo pensarlo. Esta bueno el ejercicio sin duda. Gracias por el trabalengua, me lo hace más ameno. Y esta locución que solo baja qué será. De dónde viene. Cara, cruz, o canto. Cuántas son las chances de caer bien. Corrijo. Corrijo. Y no se cuántas veces más. Las que hagan falta para poder seguir eligiendo bien. De a poco va y se empieza a ver un Norte. El soundtrack acompaña, el viento sopla en popa y la cubierta está en buenas condiciones.
Creo que no había un punto. Eso, el punto!
Ese punto que no es punto, pero dentro de la densidad de la línea que transitas va encontrando el espesor para abarcar todas las posibilidades que podés ir abriendo. Que rebuscado. Pero hacia falta, que sino se me va la idea. El peso de ser, de estar, abarcar y existir. Ocupar. Pedir prestado. Corrijo. Es que no nos pertenece, solo lo pedimos prestado a la vida. Gracias. Suspiro. Tengo que limpiar el teclado, ya le estoy despegando la mugre con las uñas. Para afuera. Sin pensarlo, solo jugando. Escucho alguna música random del Spotify que ya ni conozco, pero me acompaña en el momento y suena decente. Sería épico estar escribiendo con algún Radiohead, pero mejor no que tengo cosas punzantes a mi alcance. Es chiste mamá, no creo elegir el suicidio. Me gusta mucho vivir.
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