Cuando la “libertad” se disfraza de mentira: el deep-fake de Macri, la campaña sucia y la peligrosa normalización del engaño
May 22, 2025

1. La noche en que la realidad se volvió maleable
Horas antes de la elección de concejales en la Ciudad de Buenos Aires apareció en X un video “profesional” que mostraba a un Macri impecable, pidiendo el voto para Manuel Adorni (La Libertad Avanza) y bajando a su propia candidata. El clip –generado íntegramente con inteligencia artificial– sumó 14 millones de impresiones en menos de 24 horas, impulsado por cuentas libertarias alineadas con la Casa Rosada.
2. Milei, la doble vara y el ataque preventivo
Lejos de condenar la maniobra, el presidente calificó el deep-fake de “broma” y sostuvo que perseguir a quienes lo viralizan sería “cercenar la libertad de expresión”. Para Milei, la culpa es de “los ñoños republicanos” que no entienden “las nuevas formas de comunicación de los jóvenes”.
Esa defensa provocó un repudio transversal de dirigentes, periodistas y académicos que ven en la burla un intento de fraude electoral encubierto. La Asociación de Entidades Periodísticas advirtió que la libertad de expresión “no implica ausencia de responsabilidad ulterior”.
3. ¿Influyó en la urna?
Los resultados oficiales pintan un escenario sugestivo:
La Libertad Avanza (Adorni) – 30 %
Es Ahora Buenos Aires (Santoro) – 27,4 %
Buenos Aires Primero-PRO (Lospennato) – 15,8 %
Macri denunció el video como “intento de fraude electoral” y lo mismo hizo su partido ante la Justicia porteña, subrayando que la pieza buscó confundir a votantes indecisos en plena veda.
Si bien es imposible atribuirle toda la ventaja de tres puntos a la desinformación, la sincronía –publicación la víspera, baja participación (56 %) y un estrecho margen entre el primer y segundo puesto– sugiere un efecto movilizador al menos parcial a favor del oficialismo.
4. Deep-fakes: la próxima frontera de la política sucia
Este no es un meme inofensivo. Un deep-fake verosímil erosiona la confianza basal en el espacio público: si cualquier imagen o voz puede fabricarse, el “¿y si es falso?” se vuelve excusa para descreer de todo, incluso de los hechos. La estrategia libertaria replica el manual trumpista –cuestionar la prensa, dinamitar consensos y reemplazar verificación por emoción–, pero con un acelerante tecnológico que abarata el engaño y expande su alcance viral.
5. Libertad para mentir, silencio para el disidente
Milei clama defender la libertad de expresión mientras recorta publicidad oficial a medios críticos, financia ejércitos de trolls y ataca a periodistas como “la primera generación de fake news”.
La paradoja es evidente: quien denuncia censura legitima al mismo tiempo un montaje que cercena la libre elección del ciudadano mediante el engaño. No es libertad, es licencia para manipular.
6. Lo que está en juego
La IA generativa no desaparecerá; la pregunta es qué marco ético y legal establecemos. El proyecto presentado por el senador Julio Cobos para penalizar la desinformación electoral es un primer paso, pero insuficiente sin educación digital y transparencia algorítmica. Mientras tanto, cada deep-fake tolerado amplía la ventana de Overton de la mentira: hoy afecta a Macri, mañana a cualquier opositor, periodista o votante.
Si la verdad se vuelve opcional, la democracia se vuelve decorativa.
El caso Macri–Milei es un recordatorio incómodo: defender la democracia exige algo más que votos; exige también defender los hechos que los sustentan. Y en eso Milei, lejos de ser garante de libertad, se revela como su amenaza más astuta.
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