mobile isologo
    buscar...

    ¿Cuándo empecé a creer que existir no era suficiente?

    Mar 29, 2025

    0
    ¿Cuándo empecé a creer que existir no era suficiente?
    Empieza a escribir gratis en quaderno

    Siempre me gustó saber. Saber me ha dado cierta sensación de superioridad. Una arrogancia que me decía que por saber era más que el resto, o me daba cierto derecho a enseñarle al resto, a corregir, a opinar, a meterme donde no me correspondía. Me moría de ganas por que todo el mundo me diera la razón.

    Fui creciendo, y me di cuenta que ese saber, sin humanidad, sin humildad, no me llevaba a ninguna parte. No aportaba nada. Solo me hacía arrogante. Una pesada. Nadie quería saber como sabía todo. A nadie más que a mí (mi ego) le importaba una mierda mi opinión.

    En algún momento, ese saber se fusionó con mi complejo de salvadora, y quise encarnar un personaje que no era para mí. Seguía buscando validación. Seguía buscando importarle al resto. “Si los ayudo, entonces me van a querer, voy a ser indispensable, voy a importar”, es lo que me decía mi mente todo el tiempo, inconscientemente, claro.

    Había crecido viendo que si sabías eras importante, y si dabas todo de vos, aunque eso significara ser un trapo de piso, entonces todos te necesitaban.

    Cuando empecé a compartir de mí en redes, en mi intento de crear un negocio, todo eso se incrementó, se hizo más fuerte. De repente habían mujeres identificándose con lo que yo contaba, y todas esas ganas de ser vista, validada e importar volvieron a salir a la luz. Solo que no pude detectarlo conscientemente.

    Me di cuenta que poco a poco me fui convirtiendo en otra versión profesora de mí. Enseñando. Aportando mi visión sobre las cosas. Metiéndome en lo que no me correspondía. No quería que nadie me dijera que hacer o que pensar, pero quería que todos pensaran como yo, que me validaran y vieran todo lo que sabía, todo lo que los podía ayudar, lo que yo veía. La arrogancia de nuevo, cada vez más fuerte.

    Tenía tanta necesidad de sentirme importante, de sentir que al fin alguien me escuchaba. Y me fui desviando de mi intención principal, que era simplemente la de compartir lo que yo sentía, lo que a mí me pasaba, porque había llegado a un punto en el que me estaba ahogando entre todo lo que me dolía, que nunca había dicho.

    La urgencia por cumplir mis propios caprichos me fue desviando. Y me encontré forzándome a ser alguien diferente de lo que era, con la excusa de salir de mi zona de confort. Tenía que ser mejor. Tenía que seguir cambiando. Tenía que seguir importando. Tenía que seguir siendo vista. Y el resultado fue exactamente el contrario.

    Me volví invisible. Nadie me veía, porque ni yo me veía.

    Me desconecté de lo que me había hecho empezar en primer lugar. Crear y vivir una vida de la que no quisiera escapar, y terminé volviendo a mutilar partes mías por hacer lo que el resto decía que era lo que debía. Porque en esta intelectualidad mía, en este afán por ser mejor y cambiar constantemente seguía siendo igual de manipulable e influenciable.

    Ahora no era mi entorno cercano, eran un montón de desconocidos en redes que de alguna manera yo les había dado autoridad para decirme cual era la mejor manera de hacer las cosas, de crear mis sueños, de vivir mi vida.

    Y en vez de avanzar a esa vida que me había imaginado vivir, me volví a estancar, en una nueva versión de vida de la que quería escapar.

    Esta semana volví a la escuela, porque necesito volver a repensar mi vida, y volver a encausar mis sueños. Quiero dejar de ser la arrogante salvadora en la que me había intentado convertir. Tengo que volver a empezar, no de cero, pero si con todo esto que ahora me atrevo a ver. A dejar de ocuparme del resto y empezar a, por una vez en mi vida, ocuparme de arreglar la mía.

    Y mientras hago eso, necesito la seguridad de saber que mis necesidades van a estar cubiertas, para hacerlo con libertad, y no desde la desesperación y la necesidad. Para crear lo que sea que quiera crear desde la completa honestidad conmigo, con lo que soy y lo que quiero.

    Necesito volver a conectarme con la cotidianidad, bajar a la tierra. Volver a sentirme en paz de caminar sin rumbo. De ir a la plaza con mi hijo y estar ahí, con él, no pensando en lo próximo que tengo que hacer. Necesito entregarme a la simpleza de lavar los platos, lavar la ropa y ordenar mi casa. De levantarme el domingo a la mañana, prepararme el mate y volver a la cama hasta el mediodía.

    Necesito la vida terrenal, la de verdad. Y vivirla, presente, no soñando eternamente con un futuro que no se cuando llegue, si es que lo hace. Para volver a conectarme conmigo desde lo real que hay en mí, pero esta vez sin escapar, si no aceptando, integrando y dejando que todo siga su curso natural. Porque no se en que momento creí que tener todo milimétricamente calculado era mejor que simplemente vivir la vida y dejar que te sorprenda.

    Porque si de algo me he dado cuenta, es que la vida siempre sabe algo que yo (mi ego) no. Y por más que haga fuerza, planifique y haga lo que haga, cuando no es para mí no va a haber chance de que suceda. No hay personaje que pueda encarnar que haga que las cosas funcionen. Porque no es lo que mi corazón, lo que mi alma quiere, es lo que mi ego me dice que debería querer.

    Empecé el año planificando, soñando, y teniendo claridad de lo que quería (según mi mente), y me encuentro a fines de marzo tirando todos esos planes a la basura para empezar a conectar conmigo, de verdad, sin influencias de afuera, y permitiéndome, conectar con lo que siento y avanzar a partir de ahí.

    Me voy dando cuenta de que la vida no es blanco ni negro, hay un abanico de colores del cual elegir, y no tengo por qué quedarme con uno solamente. Puedo elegir hoy uno, mañana otro, o todos a la vez. No tengo por que elegir un favorito, porque todos son diferentes y tienen algo para aportarme.

    Me voy dando cuenta que no necesito ocuparme de nada ni nadie más que de mí. Que no necesito saber más, si no sentir más.

    Supongo que esta etapa de mi vida se trata de aprender cómo se siente, y no qué significa, la palabra fluir. Porque si hay algo con lo que no soy buena es con los conceptos abstractos. Creo que es porque a esos conceptos hay que sentirlos, y yo que he aprendido a intelectualizar todo, a "ver y tocar" como me enseñaron sobre los sustantivos en la escuela.

    Hace unos días me sentía volviendo a empezar, de cero. Mi mente quería, muy decididamente, pensar que estaba fracasando olímpicamente (si porque hasta para fracasar tengo que ser la mejor). Y la realidad es que no, no estoy fracasando.

    Es hora de que empiece a integrar todo el trabajo que he estado haciendo todo este tiempo intelectualmente. Ya estudié un montón, es momento de hacer el trabajo de campo. Ya no necesito más estudio, más conocimiento, más intelectualización. Es momento de poner en práctica todo lo aprendido, bajarlo y pasarlo por el cuerpo.

    Que gran aventura va a ser. Será como hacer de mi vida un experimento.

    ¿Qué pasa si hago esto o lo otro?
    ¿Qué pasa si voy por acá o por allá?

    Y mientras hago eso, iré registrando, como he hecho siempre, en mi escritura. Así que mi compartir volverá a ser como al principio, un diario íntimo, en el que compartiré, si quiero, si tengo ganas, eso que a mí me esta pasando.

    Existir y estar en paz con eso. (foto de Pinterest)


    En qué momento
    me convencí de que
    mi vida no era suficiente?

    En qué momento
    me creí que yo
    no era suficiente?

    En que momento
    una cosa se convirtió
    en mejor que otra?

    En que momento
    dejé de maravillarme
    con la vida,
    con el simple hecho
    de poder inflar
    mis pulmones con aire?

    En que momento
    empecé a perseguir la vida
    en vez de quedarme quieta
    y sentirla?

    En que momento
    todo tuvo que empezar
    a estar impecable
    impoluto,
    sin rastros
    de que alguna vez
    ahí
    hubo vida?

    En que momento
    creí que
    lo artificial
    era mejor que
    lo natural,
    lo real,
    lo hecho a mano
    con amor
    tuyo,
    mío.

    En que momento?

    Anto

    Anto Gómez | Open Heart

    Si te gustó este post, considera invitarle un cafecito al escritor

    Comprar un cafecito

    Comentarios

    No hay comentarios todavía, sé el primero!

    Debes iniciar sesión para comentar

    Iniciar sesión