cuando el reloj marca las once

El vacío que dejaste convirtió al reloj en mi mejor confidente

le cuento de vos

de cómo tus ojos cafés aparecieron a colorear la existencia gris que me ocupaba

de cómo tus besos ganaron el derecho de mis labios

y de este amor que danza vivaz en un fuego que no parece cesar aun sin oxígeno

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te fuiste con mi corazón y un poema entre tus manos

quedó el rastro de mis caricias en tu espalda

y tu lunar por las noches las reclama

te fuiste y me dejaste llena de un amor que ahora comparto con la soledad

mis lágrimas siguen enterradas en tu almohada

y mis brazos quedaron inertes sin tu abrazo

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me resulta inhóspita la realidad sin vos

y me pregunto cada día si todavía habito en alguna parte de vos

o si ya desterraste mi recuerdo de tu ser

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pienso en el día en el que te confesé mi sentir

te conté que mis ojos se llenaban de amor cada vez que te miraba

ahora los inunda la tristeza cuando notan tu ausencia

pienso en cómo el lenguaje se convirtió en nuestro gran enemigo

ahí donde debíamos encontrarnos fue donde más nos perdimos

en cada silencio me rompía

y a vos cada palabra te alejaba

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solo quería darte alivio en un mundo que te pesaba,

pero resultó que mi amor te pesó tanto como el mundo

solo quería acompañarte en el ruido,

pero resultó que mi presencia te aturdió

y al final terminé en una guerra con tus fantasmas

ellos son quienes ahora bailan victoriosos sobre mi tumba

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te pienso cuando el reloj marca las once

deseando que también pienses en mí

y que, tal vez, por un minuto

o un milagro

nos volvamos a encontrar

-

al menos en la dimensión de nuestros pensamientos.