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    Cuando el Caribe deja de ser postal: poesía para nombrar lo que incomoda

    Mar 21, 2025

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    Cuando el Caribe deja de ser postal: poesía para nombrar lo que incomoda
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    ¿Qué pasa cuando la poesía deja de embellecer y empieza a incomodar? Cuando en lugar de calmar, punza. Equivocaciones de boca y crepúsculo, del poeta arubeño Arturo Desimone, es eso: un libro que se instala justo en el centro del equívoco. Que no busca certezas, sino grietas. Y que, lejos de idealizar el Caribe, lo tensiona. Le da voz a lo que el mar calló por siglos.

    Aruba suele venderse como “la isla feliz”. Un paraíso para turistas, con playas celestes y sonrisas garantizadas. Desimone decide escribirlo desde otro lugar. Desde una memoria incómoda. Desde una lengua —el papiamento— que sobrevivió a la esclavitud, al desdén colonial, a la folklorización. Su poesía es un gesto político que se cuela entre las grietas de una identidad moldeada al gusto del consumo extranjero.

    Publicado en una edición bilingüe en español y papiamento, el libro alterna idiomas como quien navega entre orillas. Y en ese vaivén, da cuenta de un territorio atravesado por la hibridación, la pérdida, la resistencia. Hay versos que funcionan como arqueología. Otros, como pequeñas tormentas que exigen ser leídas en voz alta. Todos cargan la densidad de lo no dicho.

    Reescribir la historia desde el margen

    Desimone se aleja de todo sentimentalismo para construir una voz crítica, incómoda, pero profundamente necesaria. Su poesía es un acto de memoria. Una reescritura de la historia que visibiliza a quienes fueron silenciados: pueblos originarios, afrodescendientes, mestizajes no celebrados. La historia oficial —eurocéntrica, blanca, colonizadora— se desmonta verso a verso.

    Y en el centro de esa operación está el lenguaje. El papiamento, esa lengua mestiza nacida del comercio, la migración forzada y la creatividad de los pueblos sometidos, se convierte en herramienta de supervivencia, de resistencia, de identidad. Donde otros ven mezcla, Desimone encuentra tensión. Porque no toda hibridación es feliz: hay asimetrías que duelen, palabras que no se traducen, heridas que siguen abiertas.

    Lo interesante es que el libro no busca cerrar esas heridas, sino habitarlas. Los poemas no dan respuestas, abren preguntas. No proponen una historia única, sino un coro de voces desplazadas. Y eso, en estos tiempos de discursos cerrados y narrativas unívocas, es casi un acto de disidencia.

    Poesía como herramienta para pensar(nos)

    Equivocaciones de boca y crepúsculo no es un libro fácil. No por su lenguaje, que es claro y preciso, sino por lo que propone: desarmar el decorado, mirar lo que está detrás de la postal, preguntarnos por nuestras propias formas de mirar. ¿Qué sabemos de las islas? ¿Qué imaginarios consumimos sin cuestionar? ¿Qué pasa con las lenguas, las memorias y las identidades que no encajan en el relato dominante?

    La poesía de Desimone no se lee solo con los ojos, se siente con el cuerpo. Por momentos es rugosa, por momentos luminosa, pero siempre vital. Porque si algo deja claro este poemario es que escribir es una forma de resistir. De recordar. De reconstruir.

    Y, al final, la gran apuesta del libro es esa: que la poesía no sea un adorno, sino una herramienta para pensar(nos). Que la memoria no sea solo pasado, sino una forma de imaginar futuros. Que el Caribe no sea solo una postal, sino un territorio con historia, conflicto, lengua y pulsión propia.

    El bisturí literario

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