I
No es la música,
ni la luz,
ni la oscuridad.
No distingo el color de sus ojos.
Si es la luz azul que luego se pone roja.
Si son sus pupilas grandes.
O son sus ojos
azules.
II
Los dedos juegan al tintineo frenético,
Explotan
en tu boca.
Y qué vas a hacer?
Si me entrego al juego.
Si corro mi remera.
Si me seco la nuca.
Si mojo mis labios con lo amargo de tu boca.
Tus ojos brillan, se dilatan en la noche
Y yo espero,
te pruebo y espero.
III
En el desparramo de su boca,
mira para el costado y revolea los ojos.
Con la liviandad de saber que va a hacer saltar la banca.
La alfombra roja.
La corona de terciopelo violeta.
Los Borcegos de charol
y la copa siempre llena de mis dedos en su espalda
IV
Pareces un caniche, y te reís
desenfrenada.
La cara se te transforma.
Por un segundo,
miro el terror a tus ojos.
Juro que veo a tu hermana,
esa que me contaste,
porque nunca la conocí,
no la pudiste salvar.
Me confesas llorando,
te pesa la sangre azul.
Ahí va otra reina de la fisura, fragilizada
brilla tu corona de soles de noche.
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