Hay una espina encarnada adentro de mí
No me la puedo, o, no me la quiero sacar
Me hace ofrecerte sagrada piedad
Cuando me regalas oculta maldad
¿Cuántas veces debería amarte,
para dejar de matarme?
¿Podré salvarnos esta vez?
Sufro de tus placeres,
como la mejor de las traiciones
Y mis más violentos deseos,
me quedo con lamer sus sabores
Te confieso pesadillas, como crueles verdades
Soy el escombro en tus escaleras
pero la culpa no puede ser mía
Tendré mis oportunidades,
y sólo deberé tragar esta agonía
Y si las chicharras al atardecer
gritan lo que no podemos entender
Entonces quiero todo lo que viene a mí,
el mundo, y todo lo que hay en él
Sólo me conoces por mis sueños profundos
No me rindo hasta caerme en la humillación
Si no soy ningún salvador,
¿porque buscarías paz en mí?
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