Crónica de un viaje al interior de una persona
Mar 6, 2024

Espero la respuesta, busco información, miro a ver si encuentro y nada. Ni un dato, ni un indicio, ni una marca para dilucidar esto que no me deja dormir la siesta en paz, en estos días.
Busco en el presente una respuesta para el futuro. ¿Qué será de mi depués de esto? Innvade mi mente en todo momento. Tranqui las vacaciones. ¿Por qué lo necesito saber?
Mientras tanto caen los últimos rayos del sol, en una imagen inolvidable. No existen o no sé las palabras adecuadas para describir esta imagen. Este cuadro viviente. Yo no sé si es para todos igual, porque no sentimos lo mismo. Pero preciento que a todos nos pega parecido. Sentir la magia en su máximo explendor. Sentir paz, alegría, abundancia. Sentir que se frena el tiempo por un buen rato. De hecho pareciera no existir el tiempo. Somos todos parte de lo mismo. El mar y nuestros corazones laten constantes, pero el resto parece paralizado.
Quedó inmobil como si alguien hubiera sacado esa foto. Para perdurar por los siglos. Anita me abraza de atrás y no la veo, pero siento que está en el mismo viaje que yo.
Cuando todo parecía paralizado y perfecto, la salida del sol de nuestros ojos empuja aun mas los colores de las nubes y logra una explosión nunca antes vista, al menos por nosotros. El naranja se vuelve fucsia. Es como un "bue qué más?" Todo es perfecto. El instante presente más mágico.
Y eso que nos costó llegar hasta acá, nos costo mucho. El viento te pegaba con arena y posta dolía. Era un día para no estar en la playa, para no llegar ahi. Hasta me atraví a decir en voz alta "la naturaleza no quiere que nadie esté acá, por algo" cuando veníamos caminando contra viento y marea. Siempre cospiranóico.
Y sí, era cierto que casi no había gente pero por algo también estabamos ahí. Después de buscar reparos entre médanos, subir y bajar, acomodar la capucha. Vale aclarar que en estos lugares hacia el sur pega mucho el viento, en serio. Pero por algo estabamos, entre las únicas plantas de los médanos. Esquivando un poquito más la arena.
Yo que buscaba una respuesta pero ya ni lo recordaba, miré al cielo y me contestó. Qué más queres, me dijo. No ves que es esto. Es esto. ¿De qué otra forma te lo dibujo papi?
No dijo "papi" pero así descontracturada fue la conversación.
Me mostró las manos. Era eso un presente increíble y un futuro que no importa. Que realmente no es real y no interesa. Y la respuesta estuvo toda esta vida al frente mío, pero aun no tenia la pregunta.
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