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creo que no eres tu

Jun 2, 2025

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creo que no eres tu
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Poco a poco he ido enamorándome de mi bendita —o maldita— soledad. La verdad es que es una etapa en la que, de alguna forma, me he obligado a estar sola. Bueno... en realidad no les voy a mentir: no me ha costado tanto, porque nadie ha cumplido con los requisitos suficientes como para que quiera dejarla de lado. Y cuando lo intenté… salió pésimo.

(En algún momento les contaré esa historia. No sé si merece protagonismo o no, pero ahí está).

En fin, fue una semana agotadora, tanto física como mentalmente: corriendo de aquí para allá, recibiendo llamadas, pensando en problemas míos y ajenos. Uno de esos problemas (mentales) es esta costumbre de pensar sobre pensar. Especialmente sobre mis ganas de ser amada.

Poco a poco las voy dejando de lado, pero el fantasma del amor romántico todavía se aparece por mi ventana de vez en cuando. Basta con escuchar una canción melosa o que me aparezca un TikTok de la parejita ideal para que me entren las dudas.

A veces me siento muy muy loquita, porque me contradigo constantemente. Pero eso ya lo irán viendo. Tienen derecho a juzgarme, si quieren.

Viernes por la noche.

Caminando a casa… y me llega ese mensaje.

Ese bendito mensaje tan esperado.

Porque sí: lo estaba esperando. Creí que el interés se estaba yendo (y sí, se estaba yendo). Pero esa es una historia que contaré después.

Estaba nerviosa, ansiosa. Se lo comenté a mi hermana (que es como mi amiga):

—Ya no sé besar ni hacer nada.

Olvidé las técnicas, quizás ya no sé dar placer.

—No sé dar sentones —dije, muerta de risa y miedo.

Pero ella, maravillosa mujer empoderada y confiada (como me gustaría ser a veces), me dijo:

—Los sentones son como andar en bicicleta… jamás se olvidan. Llega el momento y ¡pum!, es automático.

Respiré hondo, recordé sus palabras, y llegué a casa para hacer todo un ritual de mujer: oler rico, estar suave, sentirme segura.

No les voy a mentir: me miré al espejo y me sentía horrible. Pero algo se hizo.

Tengo el pelo muy largo, así que lo que más me demora es secarlo. Me maquillo en unos 15 minutos, y ya estoy lista.

Pasé a comprar vino y cigarros para esa noche en la que por fin me descorcharían —guiño, guiño—.

Después de dos o tres meses (no sé bien, pero para mí es mucho).

Y sin contarles que la última vez fue un desastre: aburrida, sin conexión, no disfruté nada.

Tengo que decir —y destacar— que el preambulo con este hombre (y el mío, obvio) coincide. Y conecta. Pero muy, muy, muy, demasiado bien.

Quizás por eso cometo el error de idealizar: porque hacemos match en ese sentido… y en muchos más.

Besos lentos.

Caricias.

Roces.

Debo decir que conozco a este muchachito desde que era muy niña —como ya conté antes—, y él siempre ha sido… no sé cómo definirlo, ¿lento? Tal vez.

Pero después del primer beso, se lanza con todo.

Se demora. Nos demoramos.

Debo admitir que mis nervios me pusieron al mismo nivel que él.

Y yo, por supuesto, no soy así.

Si quiero algo —o mejor dicho, a alguien—, me lanzo si tengo la oportunidad. O al menos así lo hacía en el pasado.

Nos juntamos tipo 10:40 p. m.

Eran ya las 12 de la noche y todavía no nos habíamos dado ni un beso.

Ni un solo beso. Nada.

Mientras fumábamos, tomé la decisión de tirarle una indirecta muy directa:

—No me saludaste bien —le dije—, ni un besito.

Estaba todo oscuro, pero la luz del cigarro encendido en su boca me dejó ver su pequeña sonrisa.

—Tú te subiste al auto y tampoco me diste ni un besito. Nada de nada. Tú te subiste nomás.

—Solo lo hago si lo hacen —le dije, nerviosa pero coqueta.

Porque sí: soy muy coqueta cuando quiero serlo.

Y eso sí sé hacerlo bien: coquetear.

Los dos con un vaso de vino en la mano, nos lo tomamos al seco.

Él se acercó a mi cara y empezó a rozarla con la suya.

Rozamos labios… pero no nos besamos.

Hasta que lo hizo.

Besos lentos.

Caricias.

El frío en nuestras caras.

La música de fondo en el auto.

No sé dónde quedaron los vasos.

Solo sé que, de un momento a otro, la puerta del auto se abrió y seguíamos besándonos mientras subíamos.

No sé cómo.

Pero subimos.

continuara(?

Ella entre paréntesis

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