Cosquín Rock

Cosquín Rock: el festival donde la rebeldía tiene sponsor y los ideales se venden en cuotas sin interés. Miles de almas llegan con la remera del Che comprada en Mercado Libre y una pulsera VIP que cuesta lo mismo que un sueldo promedio. Se abrazan, cantan contra el sistema, se indignan con el FMI entre birras de $5000 y burgers gourmet, mientras postean todo desde su iPhone 15 con señal premium.

El aire huele a libertad, a humo de churro compartido con desconocidos que a las 48 horas dejarán de existir. Se abrazan con la emoción de quien descubre por primera vez la lucha social… pero en un predio vallado, con seguridad privada y acceso exclusivo para los que pagaron preventa.

Entre pogo y pogo, filosofan sobre la revolución mientras planean su próximo viaje a Europa. Hablan del capitalismo salvaje, pero hacen fila para comprar la remera oficial de la banda a precio de alquiler en CABA. Se emocionan con letras antisistema, sin notar que la entrada se pagó con la American Express Black de papi, que mientras tanto disfruta un Malbec en Nordelta sin entender por qué su hijo duerme en una carpa en medio de Córdoba.

Llega el domingo y la revolución se apaga. Se despiden con lágrimas, prometen volver a luchar, pero el lunes suena la alarma y el reality check es brutal: el monotributo vence, el alquiler subió y hay que devolver el auto a la cochera de Belgrano. Se termina la farsa, hasta el próximo año, donde volverán a ser hippies por 48 horas… con la comodidad de una pulsera VIP y estacionamiento preferencial.