Una pregunta capciosa,
una respuesta vacía.
Incontables veces deambulaban
en los pasillos de mi mente.
De tal forma que volví a caer,
en los brazos de Cristo tuve que ceder.
Las lagrimas incontables suplicaban a Dios
que te protegieran aunque eso significara no estar con vos.
Solo quiero devuelta a aquel alma risueña
que por un momento mi vida iluminó.
Cómo te extraño muchacho elocuente
te lo digo desde mi corazón profundamente.
Algún día se que sanarás
que todas esas heridas que he querido yo curar se irán.
No lo haré yo, pues no me lo permites
pero mi fe siempre estará intacta.
Oh muchacho lindo,
oh muchacho divino.
Tal vez yo un angel carezco de ser
pero por tu felicidad yo velare.
Recomendados
Hacete socio de quaderno
Apoyá este proyecto independiente y accedé a beneficios exclusivos.
Empieza a escribir hoy en quaderno
Valoramos la calidad, la autenticidad y la diversidad de voces.
Comentarios
No hay comentarios todavía, sé el primero!
Debes iniciar sesión para comentar
Iniciar sesión