toma mi alma rota, me avergüenzo pero es lo único que puedo ofrecer junto a mi infantilidad al amar. No tengo deseos de que mi ser sea tan pesado mas, no puedo evitarlo; va a pesarte y dolerá, lo verás demasiado tarde y negarás que tal peso se debe a las afiladas espinas en mí.
Aunque lo evites, aunque lo ignores, ellas llegarán a tu corazón, harán una enredadera en él y lo clavarán lenta y tortuosamente. Dolerá y marchitaré tu existencia, no porque tenga ansias por romper todo lo que tengo, a todos los que tengo, no es así.
Yo no quiero, pero cargo con esto, esto soy. Nací para sufrir y no poder tener el amor que toda mi vida he anhelado.
Sé tú, yo seré yo y verás lo desgraciada que debo ser; el castigo de la vida alojado en mi cuerpo. Sé tú, arrúllame en tus brazos, sostén entre tus manos la niña que nunca fui, bésame sobre la inmundicia de mi alma. Hazlo todo y no encontrarás bienestar, hasta el más corto abrazo incomodará.
Ámame como no merezco, finge felicidad y déjame, quítate mi presencia y abandóname. Hazme sufrir como la vida me obliga. No te preocupes en ningún momento que al solitario dolor de un corazón roto, ya me he acostumbrado.
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