Conversación de claridad.

–¿Qué ocurre? –preguntó Jeremiah a sabiendas de lo sucedido. Su voz no mostraba ningún ápice de remordimiento.

–¡Este hombre ha muerto! Mírelo, no veo su pecho moverse. Ni siquiera ha reaccionado mientras lo arrastraba. Ni un músculo ha movido, ¿me oye? ¡Ni uno!

–Cálmese, señor –dijo el hombre en un intento de suavizar las cosas–. Cálmese he dicho.

–¿Cómo quiere qué lo haga? Un muerto en la casa de Dios. Eso es un mal augurio, se lo digo yo. Hará ya un tiempo, cerca de mi pueblo natal, un mendigo vestido con un ropaje desgarrado apareció gritando: "¡Él está aquí! ¡Él ha venido!". Y nosotros, inocentes y de oído curioso, caímos en las habladurías y nos acercamos a escucharlo. Este, enérgico como un bodeguero persiguiendo una rata, comenzó a mover las manos señalando al cielo, y acto seguido, a la tierra agrietada que nuestros pies pisaban. Comenzó nuevamente a vociferar: "¡Él está aquí! ¡Él viene a por nosotros!", provocando así las risas de mis compañeros, excepto la mía. Yo no pude reírme, pues le creí. Me sentí igual o más loco que él. Una parte de mí sabía a quién se refería.

–¿A quién? –preguntó Jeremiah con curiosidad tras una pausa silenciosa que dio el hombre.

–El Diablo, ¿quién sino asesinaría a un hombre a las puertas de Dios?

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Este fragmento pertenece a una novela que estoy escribiendo llamada Más que Dioses. Pertenece a la primera parte, La Iglesia, dónde narro las peripecias que sufre un sacerdote bajo el mando —o quizás no— del Diablo.

PD: Puede encontrarse en Wattpad; me gustaría recibir algo de feedback para saber qué y cómo mejorar. Muchas gracias de antemano. (Mi usuario: Albatr0x0s) ❤