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    Contrato (agosto). Parte 2 ¿de 4?

    camilxgb

    Aug 17, 2024

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    Contrato (agosto). Parte 2 ¿de 4?
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    Yo sabía que me iba a decir te quiero. Esa misma noche, aproximadamente cuatro horas antes de que me pase a buscar, supe que me iba a decir te quiero. En aquel momento cuestioné severamente la capacidad de manifestación y recordé aquellos videos de chicas en sus veintes hablando sobre inciensos, recetas sobre el amor y afirmaciones positivas que rozaban la locura.

    Pasó a buscarme y, con los nervios de una quinceañera que jamás quiso hacer una fiesta de quince pero al apoyar el pie en el salón le recorre un escalofrío, abrí la puerta. El día había estado pesado, programaban lluvia para la noche pero el cielo se perfilaba despejado, riéndose de quién sabe qué meteorólogo.

    Apenas crucé la puerta se largó. Recé para mis adentros que los bucles que me costaron tres quemaduras en la muñeca y dos picos nerviosos quedaran intactos. Como en una especie de comedia romántica repleta de los clichés más sarcásticos, él se bajó del auto, lluvia mediante y ramo de flores en mano. Creo que pocas veces supe estar así de feliz.

    Después del beso más marketinero en mi historia amorosa, subimos al auto y automáticamente la lluvia decidió retirarse luego de hacer esa aparición estelar. En el ramo, divisé una carta y supe que su te quiero estaba guardado ahí, esperando que yo lo materializara al leerlo. También supe que yo era una cobarde por no haberme animado a escribir en papel mi te quiero. Más bien, el poema que había hecho el 22 de julio admitiendo que lo quería.

    Esa noche, en su casa, vela aromática mediante y lluvia que, nuevamente, decidió hacer una escena cinematográfica con truenos de fondo, leí la carta con él en la cama. Yo le di mi celular para que leyera en mi bloc de notas mi te quiero del 22 de julio. Esa noche nos dijimos un te quiero por escrito pero verbalizarlo nos costó. Exclamar la palabra es más complejo. Ella se gesta en el cerebro, viaja hasta el estómago y revuelve quién sabe qué almuerzo, re-conecta con la garganta y tiene que tener la astucia de mover las cuerdas vocales para emitir sonido: decir te quiero en voz alta es un trayecto fisiológico de larga distancia.

    Así que lo quiero y me quiere. El contrato del 21 de octubre parece lejano con un te quiero en la mano y yo sé, a pesar de que hoy sea el 5 de agosto, que voy a quererlo pasando noviembre.

    camilxgb

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