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Consumime

Oct 15, 2025

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Consumime
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Has buscado imparablamente aquel libro, aquellas hojas que relatan lo que tu corazón ansía, entre calles retumbantes y voces desconocidas. Has dado uno, dos, cinco, treinta, ochenta-y-de más pasos para hallar tu razón de vivir, con una mirada apacible a estresante, unos ojos curiosos y anhelantes de una intimidad radiante.

Es cansino, te veo respirar más rápido, con la ropa un poco desarreglada y la voz más alta. Que te escuchen, que te vean y que te oigan decir a quién buscas y con qué la buscas. Parece ser un enigma, una persona casi oculta entre tanta historia. Que sí, que la conocen, que la han visto pasar, la han traído, la visitan, la llevan y se va. Pero no está ahí. Ya no está ahí.

Aunque la cara se te arrugue y los labios te suspiren, das una vuelta más para intentarlo nuevamente. El ajeno te mira sin entendimiento y te afirma que allí está. “¿De verdad?” dices. Sí, está allí, pero oculta. En un pasillo oscuro entre polvo y uso, allí está. Le seguís el paso apurado, casi rebasando su cuerpo como si temieras de que él, joven caritativo, te esconda de ella. En tu verde puedo ver un brillo esencial: es nuevo, es hambriento, es ansioso de saber.

Él saca el libro, lo tiende en tus manos.

“¡Qué pesado!” le sonríes con sinceridad, con un resplandor contagioso. Allí está, allí está, es lo que debes estar pensado. Allí está esa mujer y su palabra, ese libro y su verso, ese diario y su secreto. Un alivio se siente hasta en ese pasillo recóndito, como si hubieras sacudido el polvo e iluminado los estantes. Todo se vuelve más suave y ligero. Tus manos están paseando en la textura de la portada y hueles esa «antigüedad» tan típica. Allí está. Hasta aquí escucho tu corazón rebotar con rapidez junto a tus sonidos de asombro. Terminás de pagar y ese agradecimiento fue el más alegre que obtuvo el vendedor en su día de trabajo.

Allí está.

Ahí está, ahora, en tus manos y arraigado a tu pecho.

Ahí está, esperando a que te sumerjas entre sus páginas y la entiendas.

Ahí estás, hallada en ella y ella en ti.

Anaïs, Anaïs, me hacés vivir.

almibarada

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