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Conozcan mi sinceridad

May 27, 2024

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Conozcan mi sinceridad
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Silfides etéreas me niegan la mirada, me inunda la literatura que habla sobre hallarlas, conocer lo que tuve y se diluyó en mis manos, un romántico al que nunca amaron. A veces sueño que me recitan letras, me escriben poemas de versos cariñosos, alguien en el mundo valora y necesita mi presencia.

Pero luego despierto en un cuarto húmedo, en el colchón frío sobre el piso, y cuatro paredes rodeando mis deseos son cubiertas por un techo donde reinan las arañas. Mi blanco escritorio alberga mis libros, donde danzan hipnotizándome los tiempos perdidos. ¿De qué me sirve un Príncipe y Mendigo, un Crimen y Castigo o un Trueno entre las Hojas si tengo hambre a todas horas pero no consigo nunca empleo?

A los demás, a ellos, que se casan, que tienen hijos, que consiguen ascensos, poco les importa las aventuras del asesino y la prostituta, los niños Tom Canty y Eduardo de Gales y desconocen los ecos eternos de las leyendas guaraníes. Retazos del colegio privado al que fui; saber que la vida alrededor no es así y que mi realidad es muy distinta a la de ellos. Buenos amigos, compañeros, fugaces amores y romances con las chicas más pudientes que de igual manera se bajaron los pantalones.

En algún momento de mi vida habré hecho las malas elecciones, a veces siento que vuelvo a tener diez y ocho y que corro fornido por un campo de Rugby evadiendo a los rivales, atacando los huecos y viendo nacer el orgullo en mis compañeros, claro, eso fué antes de conocer la poesía a fondo, de tomar codo a codo con los miedos y las desilusiones y tener la soltura y la certeza de saber que todo está por delante.

¿Te preguntarás si todavía logro recordarte?

Mi amor, soy poeta, amo a todas las mujeres del mundo. Más las que dejaron una marca de orgullo en mi alma, mis nalgas y mi verga son tres y todavía escribo sobre cada una de ellas. Trabajé construyendo, como albañil, trabajé para una empresa multinacional en un gigante depósito desprovisto, trabajé vendiendo droga o cuidando el puntero, sé usar una navaja, conozco a lo que llaman ofimática, vestí una camisa blanca y corbata y también cubrí de sangre mis huesos.

Atendí muchos teléfonos, hice muchas llamadas, escribí miles de canciones y aprendí a tocar la guitarra, escribir es algo que hago siempre desde el segundo grado donde gané un concurso con un cuento triste.

Tenía muchas revistas, glosarios, almanaques, enciclopedias y a todas las fui destruyendo, me gustaba dibujar y pintar y cantar, actuar, bailar, aunque estos últimos sin público, el pánico escénico destruyó mis momentos más importantes y solo lo vencí una vez cuando bailé y recité en un pericón, envalentonado por la hermosa compañera que pusieron como mi pareja.

Todo el mundo ríe cuando le digo que quiero ser escritor, dicen que no se lee, negando la posibilidad de un mundo mejor, me dicen que escriba para las grandes plataformas digitales, que las editoriales en físico están llenas de amiguismos y señores viejos del siglo pasado a los que les quedan pocas luces.

Soy Arturo Belano sin Ulises Lima.

El quid es saber quien mierda soy, Andrés es un idiota que usa lentes, el que se queda callado pegado a la pared y odia a todo el mundo menos a sus pocos amigos. Son cuatro. El resto personas que me caen bien en determinados contextos sociales o personas a las que yo les caigo bien en determinados contextos sociales. Quiero ir a escribir mi libro en la biblioteca Augusto Roa Bastos pero no tengo dinero para el pasaje del colectivo. Entonces me recluyo en mi subsuelo y la memoria se difumina.

Créanme estoy lleno de vida a la hora de narrar, para vivir sí me falta voluntad y desde hace tiempo que me siento como un muerto, como lo que no soy. Al principio de año lo tenía todo; un trabajo estable de sueldo mínimo, una buena posición y relación con mi jefa y compañeros que veían un valor en mí, tuve amor, tuve familia y lo más importante; felicidad.

Hoy solo poseo todo lo que escribo y mi mayor miedo es que ni siquiera eso valga la pena, no me asusta no ser lo suficientemente bueno, me asusta la sentencia del tiempo que hará que me olviden como yo a ellos.

Y ¿porqué les cuento todo esto? porque sé que estoy hablando sólo en mi pequeño monólogo interno, porque sé que así como postear acá nadie va a leerme en la vida real y porque ideaba una manera de agradecer los dos únicos likes que siempre tienen mis trabajos contándoles un poco sobre mí mismo,esto es, mi yo real y no lo que proyecto ( o intento proyectar) como autor. No sé si sean las mismas dos personas, pero para ellas este homenaje en un verso que se hace prosa y viceversa;

«Compañero del alma, siento tus caricias

gracias por asentir a mis rimas

por posar tus ojos en mis letras

y por hacerme saber que existo»

Si sobrevivo al año y no me gana la idea de reunir el valor y hacerlo. Eso es, eyectarme del mundo sin despedirme de nadie, quisiera yo, no que me recuerden eternamente y me hagan estatuas y monumentos, sino simplemente que me entiendan. Sepan que como ustedes yo también fui, que legitimo mi condición humana ordenando verbos, que converso con autores en mis sueños y que mi único deseo en esta vida es ser amado. ¡Que risa! pero por ahí nos vemos.

Soldado Desnudo

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