Corazones que laten, pero no saben abrazar,
desesperados se buscan, anhelan conectar.
Afirman tener tanto amor para dar
Y no cuentan con atención para prestar.
No culpo a quienes buscan atención,
pues el alma anhela su propia canción.
En la esencia humana, grita el querer,
ser vistos, ser amados, ser un ser.
Pero en el ruido, la verdad se pierde,
y en la prisa, el alma se desvanece.
Cada uno grita su necesidad,
pero pocos escuchan con sinceridad.
Si alzáramos menos la voz y más el oído,
sí hiciéramos espacio a lo no dicho,
quizá hallaríamos en el otro un hogar,
y al fin entenderíamos lo que es conectar.
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