...
Arte en saldo.
La gente está en su derecho.
Recuerdo como era tener un grupo de rock. Muy divertido.
Era joven. Mereció la pena, pero...
No está pagado.
El personal ve tus dos horas de concierto. Lo pasa bien, más o menos, y pueden aplaudir y decirte ¡Qué buenos sois! (Siempre se sabe por ambas partes que eso no es cierto). Pero, el que te contrata cree que paga demasiado, aunque te pague en cervezas. Al fin lo que le das son dos horas de tu vida en las que te ven disfrutar, pasarlo bien. Eso no es trabajo.
Nadie piensa en lo que cuestan los instrumentos, los amplificadores, las cuerdas de la guitarra, las baquetas o los platos o los parches de la batería. Nadie tiene en cuenta que tú has cargado la furgoneta con todos los trastos, has salido de tu casa hace no se sabe cuantas horas y, cuando acabas, has de desmontarlo todo, cargar de nuevo y volver a la carretera para, antes de ir a casa, pasar por en local y descargar de nuevo. Glamour a raudales.
Así con todo el arte.
Los actores en el teatro. Horas y horas para aprenderse un texto, horas y horas de ensayo para interpretarlo. Diseña y construye la escenografía. Monta todo el tinglado en la plaza del pueblo. Hay público a veces. A veces hay aplauso. Los niños corretean entre los escasos curiosos. Otros que no se han visto desde semana santa, hablan al fondo, sin cuidado de no interrumpir. No hay más sitios en todo el lugar para saludarse. Al fin y al cabo "esos" solo son unos aficionados en un triste tablado.
Las obras que he escrito e interpretado, han tenido una sola función. Al menos así no he sufrido más de una vez con un mismo espectáculo.
Sí, a veces se consigue triunfar y entonces todo empieza a ser más fácil. Te dan más cosas hechas, te evitas lo más pesado, cobras por lo que haces. Pero el camino suele ser siempre jodidamente largo.
Solo se ve el brillo, o lo escaso. Entre bambalinas, donde la vista no llega, se respira el óleo que enferma los pulmones.
-¡Ná, cuatro brochazos!
Con arte o sin él: Ser así o asá.
La música que escuchamos, las historias que leemos, los telediarios que vemos, las gentes con las que hablamos, el dinero que ganamos, el dinero que gastamos, la familia con la que convivimos, la famila que aparece de vez en cuando, las deudas que tenemos, la enfermedad que nos lastra, la fe que nos imprimieron, la educación con la que nos azotaron, las traiciones que nos hicieron y las que hicimos, los amores y sus contrarios. Y los fracasos.
Eso somos. El producto de todo lo que nos pasa.
Un neandertal no podía ser consumista, no podría ser rockero, no podría ser alabardero.
El cromañón filósofo murió de hambre. No lo entendieron.
Alguien que se sale de lo que en el redil es aceptable, comprensible, habitual, es un alguien conflictivo. No se le deja ser semental. Muere borrego.
Me he liado con el ser y el cordero de Dios que quita el pecado del mundo.
Tengan piedad de mí.
Vengan de donde vengan.
No recuerdo haber escrito nunca a los reyes magos; en mis tiempos y en mis entornos, eso era un asunto ajeno a mi casa. Los reyes no tenían parada en mis calcetines.
Pero hoy quiero escribir a los extraterrestres, ya que, según leo, su venida es inminente.
Queridos seres de otros planetas, os pido (bueno he sido mayormente), que os dejéis de tonterías y de abducciones y de meter sondas anales y despistar con que si estáis y que si no estáis.
¡Ya está bien!
Sea lo que sea lo que lleváis entre manos o entre ventosas o lo que sea que tengáis, ponedlo ya sobre el tapete y acabad con este desideratum.
Tanto si es para invadirnos y hacernos esclavos como si es para traernos la paz mundial y el fin de las miserias, hacedlo ya.
No tiene sentido este marear la perdiz.
Y para mí, personalmente, un buen programa, sencillo de entender, de edición y maquetación de textos. Y una de Cardhu de doce años. (Por celebrar vuestra llegada).
Hasta pronto. Quedo a la espera.
En el nombre del tío, del cuñado y del sobrino segundo.
Queridos hermanos, antes de recibir los frugales desayunos, recordemos nuestros sueños.
Yo, inconfeso, ante quien mira este muro de pintadas absurdas, muestro mi desacuerdo con el mundo de los seres que se han erigido en sus dueños. Así os digo que llegará el día tras la noche y que su amanecer será más oscuro que la sin luna que le precedió. Y todo congénere será maldito pues nadie merece bendición. Ni el mejor entre nosotros está libre de pecado y por tanto a nadie se puede proteger de perturbación.
Sean las oraciones para el rabo de los asnos y el salmo para los cardos secos del campo.
Y renacerá la Tierra y su tierra será fértil y limpia, como su agua será fresca y clara. Sin purines ni pesticidas.
Hoy es el día de vuestra penitencia. San Antón para más señas.
Hoy los dueños de las macrogranjas sacarán a los animales negocio de sus prisiones y les darán tres vueltas a la ermita como yo hacia de niño con la mula Gervasia.
¡Arrepentíos!
El fin está más cerca de lo que imagináis.
O eso, o tomad el café tranquilos. De todas formas, ya no tenéis remedio.
La Paz y la Gloria, y la Soledad, estén con todas vosotras.
Ya hablaremos otro día de mi espíritu.
O no.
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