Querida Emma, mi pequeña y adorada Emita. Cada vez que me mostrabas tus dibujos de caballos cabalgando en un llano rodeado de flores silvestres y yuyos, algo dentro mío se calentaba. Una calidez que solo tu inocencia y amor podía darme. El amor que te tengo me hace llorar, Emita. Me encantaría volver al pasado y agarrar tu mano fuerte y nunca soltarla. Volver a nuestra casita en Lanús donde todavía escucho las risas de tu mamá. Tomar la merienda los tres, hablando de tonteras mientras el atardecer ilumina la mesa llena de pan casero. Esos días fueron un sueño que guardo en mis memorias y en mi pecho. Cuando a un hombre no le queda más nada por sentir en esta tierra, empieza a recordar el pasado. Los momentos donde sintió la alegría de su existencia, de vivir por él y por otros. Ese hombre soy yo ahora o soy lo que quedó de él. Sobrevivo aferrándome a ese hilo fino de memorias felices. Lo sostuve fuerte hasta que mis manos sangraron. Pero era tan delicado que se rompió. Me terminé de romper. Ya no tengo más recuerdos alegres por crear y cada día es más difícil levantarme de la cama. Cuando cierro los ojos, es el único instante donde estoy en paz. Tu mamá y vos están ahí, en mis sueños. Me sonríen acariciando mi soledad y tristeza. Pero cuando despierto ya no las veo. No las puedo sentir a ustedes ni tampoco a mí mismo. Emita, mi pequeña, perdón por ser un papá débil. Perdón por no decirte el buen trabajo que haces siempre. Perdón por no decirte cada día que sos la hija que siempre deseé tener. Perdón por no abrazarte más seguido. La lista es interminable así como el amor que te tengo. Emita, lo siento por ponerte triste. Tu cara arrugada por el llanto es como una navaja que desgarra lentamente cada parte de mi cuerpo. Lo siento por ser yo el que te lastime de esta forma. Pero quiero volver a sentir paz. Así como cuando dibujaste esos caballos cabalgando libres en el pastizal, quiero ser uno como ellos. Corriendo en un llano verde, libre de las traiciones y el dolor. Tu mamá me espera en lo alto, me da esa sonrisa de que todo está bien. Emita, todo estará bien. Espero volver a vernos pero no ahora, es muy rápido. Cuando nos reencontremos, cabalgaremos en los caballos y perseguiremos el atardecer juntos.
Te quiere, papá.
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